Especial de Medianoche

Otra vez en el camino

En materia de Blues, el modelo sobre el largo y oscuro camino que debemos recorrer cuando las posibilidades de subsistencia en un sólo lugar se han agotado, lo establecieron en un principio Charley Patton y Tommy Johnson. Del primero tenemos “Down to the dirt road” y del segundo “Big road blues”, ambos verdaderos emblemas surgidos del temprano y crudo blues del delta que hoy podemos disfrutar gracias a distintas reediciones, debido a que fueron grabados en las postrimerías de los años veinte del siglo pasado.

En estos temas las letras ofrecen ricas imágenes de una vida trashumante llena de soledad y desolación, pero también la certeza de que algo va a cambiar, teniendo como perspectiva el largo y polvoroso camino cuyo único premio consiste en arribar a un mundo desconocido.  En otras palabras, el bluesman no sólo se lamenta de su realidad, sino que además toma una decisión, irse. Bajo el mismo tenor, lanza una advertencia a su compañera en turno: “Si no vienes conmigo en este viaje, no importa, me llevará a otra“.

En los años siguientes otros nativos del profundo sur prolongarían la misma anécdota con versiones particulares, aunque ahora modernas y eléctricas. El eje permanece intacto, cantarle a la carretera y a sus inquietantes consecuencias.

Tal vez el más significativo de ellos fue el guitarrista y compositor oriundo de Arkansas, Floyd Jones (1917-1989), un rudo cantante a quien le debemos la proyección de varios clásicos, entre ellos “On the road again”, (Otra vez en el camino). Revisemos lo que dice la letra:

En unos cuantos párrafos se concentran las imágenes más populares que encierra el Blues y por supuesto, la de muchos de sus primeros exponentes. Es pertinente aclarar que un tema con el mismo nombre lo grabó la Memphis Jug Band dos décadas atrás, pero la letra nada tiene que ver con la temática que estamos abordando, en ella se narra la historia de una especie de vendedor ambulante y de las anécdotas que vive a lo largo del día.

Floyd Jones, por el contrario, hace una atractiva recapitulación de los tópicos manejados tiempo atrás por Johnson y Patton, ofreciendo como plus el vibrante entorno de los sonidos eléctricos amplificados que se escuchaban en la calle Maxwell en 1953.

Floyd Jones – On the road again

Recordemos que Jones fue uno de los primeros músicos en arribar a esta arteria, junto con su primo Moody Jones, y también Snooky Pryor, John Lee Granderson, Johnny Young y Jimmy Rogers. En poco tiempo la grabación que hizo para Job Records alcanzó notoriedad, sin embargo, una melodía anterior suya titulada “Dark Road”, prensada para Chess en 1952, fue en realidad la primera en manejar el tipo de letra que venimos reseñando, pero las diferencias líricas son mínimas, como también lo es la siguiente canción famosa dedicada al largo y tormentoso camino.

En 1968 el grupo californiano de Canned Heat estaba por sacar su segundo álbum oficial titulado Boogie with Canned Heat, del cual se desprenderían algunos de sus más significativos temas, entre ellos “On the road again“, tal vez la cúspide creativa de la síntesis que realizaba Alan Wilson entre el viejo Blues y las tendencias modernas del Rock sicodélico de aquellos tiempos. Como un experto conocedor en la materia, además de destacado ejecutante de guitarra, armónica y fino cantante, Wilson creó una pequeña obra maestra en ritmo semilento y con compases fantasmagóricos de Boogie. El resultado es insólito y cautivador.

Canned Heat – On the road again

Desde antes de unirse al Oso Bob Hite y a sus demás compañeros del Heat, Wilson ya había grabado temas acústicos con gente del calibre de Son House y John Fahey, y también profundizado en sus conocimientos sobre blues y ecología. Si en el álbum debut Canned Heat se conformó con grabar espléndidos covers de sus maestros negros, en el segundo dio cabida a una gozosa experimentación de las tendencias musicales de entonces.

La responsabilidad recayó como siempre en Alan Wilson y salió bien librado. Repasemos la letra de “On the road again“:

Se comprueba que la letra es casi idéntica a la de Floyd Jones, pero el arreglo musical es diametralmente opuesto. Wilson logró una experimentación formidable. Un boogie apagado y fantasmal que contrasta con su dulce voz. La generación hippie lo convirtió en uno de sus clásicos. Inclusive percibimos una delicada atmósfera de música hindú por esa especie de armonio que se escucha todo el tiempo, junto con el rasgeo de cuerdas al principio y al final del tema. Otro dato curioso es que el mismo año, 1968, George Harrison y The Beatles lanzaron un tema que comienza justamente con rasgeo de cítara e utiliza armonio a lo largo de la pieza, me refiero a “The Inner Light”.

Si nos empeñamos en buscar otras coincidencias tenemos que desembocar, naturalmente, en Ravi Shankar. Este maestro hindú fue compañero de elenco de Canned Heat en el Monterey Pop Festival de 1967. En el desarrollo de la película existe una escena en donde se observa claramente como varios famosos observan embelesados su actuación, entre ellos Mike Bloomfield y Alan Wilson, quien seguramente analizó muy bien los secretos estructurales de su música. Por lo que toca a George Harrison, no solamente fue su maestro de cítara, sino que también lo encauzó en el conocimiento del Taoismo y de la espiritualidad.