Sesiones Desde la Cabina

La importancia de las publicaciones

Portada de la primera publicación de Cultura Blues mayo/2011 – Yonathan Amador. Foto: José Luis García Fdez.

Desde siempre los artistas se han dedicado a crear, a producir arte –cualquiera que este sea-, lo han compartido, lo han difundido y gracias a ello ahora podemos apreciar grandes obras de músicos, pintores, escultores, coreógrafos de siglos o décadas atrás. La difusión entre la gente es la clave.

De nada serviría –salvo que esa sea la intensión en primera intención-, componer una pieza de música, escribir una canción o un libro, pintar un cuadro o esculpir una escultura, si no se cumple el destino final de la producción artística: presentarlo al público, difundirlo, hacerlo visible, eso y la apropiación – reinterpretación del objeto en cuestión, cierra el ciclo.

Los proyectos de difusión de obras artísticas tal como los conocemos hoy en día, no son muy antiguos. Antes, las obras tenían una circulación limitada que se circunscribía a un sector de la población, la de clase alta. El desarrollo de tecnologías como la imprenta, ayudaron masificar contenidos y hacerlos más accesibles a un sector de la población que de otra manera no hubiera tenido oportunidad de conocerlos.

De esta manera las publicaciones periódicas, a la larga se convierten en referentes hemerográficos a los que recurrir, dejan huella de la historia de un tiempo; de ese tamaño es su importancia, además de, claro en su momento presente, servir en la masificación de proyectos o artistas.

Cultura Blues –que llega a su cuarto año y comienza el quinto-, ha cumplido su objetivo con creces: hacer difusión del blues y sus artistas; y el más importante, pero menos tangible –al menos de manera inmediata-, el de ir haciendo una historia del blues en nuestro país.

Conocí a José Luis García Fernández, director de Cultura Blues, en los pasillos y cabinas de Código DF, radio cultural en línea. Nuestros proyectos habían ganado la primera Convocatoria de Proyectos Radiofónicos que lanzó la estación; él con un proyecto, que si no mal recuerdo representaba a la Asociación Mexicana de Blues, y yo con Síncopa Blues. Lo recuerdo entusiasta, como lo es hasta la fecha.

Azares del destino decidieron que saliera de dicha asociación, pero no cejara en su intención de trabajar en la difusión del blues, y creó Cultura Blues, proyecto del que él y todos sus colaboradores debemos sentirnos orgullosos.

En nuestro país no existe ni una sola publicación dedicada exclusivamente al jazz, se pueden leer colaboraciones sueltas en diversas publicaciones, sin embargo el blues puede decir que tiene en  Cultura Blues una publicación en donde en sus páginas se habla exclusivamente de este género, se pueden leer entrevistas con bluesistas mexicanos, conocer sus proyectos y acudir a sus redes sociales para escucharlos y seguirlos; y el equipo de la revista nos presenta el universo bluesero en su totalidad.

Cultura Blues también llega a su cuarto año de vida con el logro de haber ganado la beca Edmundo Valadés para proyectos editoriales, lo cual confirma  que más allá de cumplir su objetivo primario de difusión, en el futuro las generaciones de bluesistas o de periodistas que quieran saber qué sucedía a partir del 2011, podrán encontrar en estas páginas respuestas a sus preguntas.

¡Larga vida a Cultura Blues!

@YonAmador
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