El hipnótico blues de Junior Kimbrough. A 85 años de su nacimiento
Extraños y misteriosos son los caminos del blues. Aún recuerdo claramente, eran los primeros años de la década del 2000, Martín Hernández conducía un espacio en Imagen 90.5 del FM y yo me dirigía en mi auto a mi trabajo, por el centro de la Ciudad de México. En la radio, Martín hablaba de un viaje a Los Ángeles y de un hallazgo musical que lo había dejado altamente impresionado, y estaba a punto de compartirnos su emoción por un disco llamado Thickfreakness, grabado por un –en ese entonces desconocido- dueto de Akron, Ohio, llamado The Black Keys. Los primeros acordes de aquel sonido me estremecieron a un grado pocas veces experimentado.
Ahora es un dueto muy famoso entre los jóvenes, pero antes que nada Dan Auerbach y Patrick Carney, son dos grandes bluesistas. Desde el momento en que los escuché, me di a la tarea de rastrearlos, conocer más de ellos y claro compré vía internet ese esplendido disco, que representa el segundo de su ya extenso y muy sólido catálogo.
A Thickfreakness, siguió Rubber Factory, y en 2006 este dueto editó un blueseroso disco llamado Chulahoma, álbum homenaje -con 6 canciones- a David “Junior” Kimbrough, bluesista que este mes (28 de julio), estaría cumpliendo 85 años de edad. Antes de Chulahoma debo reconocer no había oído hablar de Junior Kimbrough. Sin embargo, no creo ser el único debido a la historia y bajo perfil que manejó siempre el guitarrista nacido en Hudsonville, Mississippi.
Se cuenta en la biografía posteada por la disquera Fat Possum –editora de los cuatro primeros discos de The Black Keys y de varios de Junior Kimbrough- que el pequeño David comenzó a tocar la guitarra de manera autodidacta, escuchando a bluesistas del delta-, con la guitarra de su padre, que en alguna ocasión dejó fuera de su estante, mientras éste salía trabajar a los campos. Aprendió rápido y bien, tan bien que tuvo la oportunidad de enseñarle a un chico blanco de la zona, amigo de él, Charlie Feathers, cantante de country y pionero del rockabilly.
Durante 18 años trabajó en una concesionaria John Deere –empresa dedicada a vender tractocamiones y productos agrícolas desde 1837-, fue el primer elemento de su familia en trabajar fuera de la granja. Por algún tiempo llegó a tocar estándares del blues en diversos locales, hasta que decidió que no más, Junior sólo tocaría a Junior.
Todos los domingos, religiosamente, organizaba fiestas con sus amigos, sacaba sus muebles al patio e interpretaba sus canciones. Llegó un momento en el que tuvo que ir a rentar un departamento para poder escapar del bullicio que se armaba en su vieja casa. Era conocido como Junior’s Place, y sin necesidad de publicidad, más y más personas se daban cita para beber y bailar.
Salvo una sesión en estudio realizada a mediados de los años 60, que salió editada hasta el 2009, Junior Kimbrough no tuvo muchas oportunidades de grabar su material, sino hasta 1992, gracias al productor Robert Palmer, que definió su estilo como hipnótico. Por esos años, de igual manera apareció en el documental británico Deep Blues: A Musical Pilgrimage to the Crossroads.
Kimbrough, con sus sesenta y pico de años a cuestas, llegó a hacer giras, tocó en el Lincoln Center de Nueva York, tuve excelentes reseñas, e incluso tuvo un pequeño tour por Inglaterra; además bandas como Rolling Stones, U2 o Sonic Youth hicieron sus respectivas peregrinaciones a Holly Springs para experimentar el Junior’s Place y escuchar el hipnótico blues de que Kimbrough hacía con su hijo Kinney Malone en la batería y Garry Burnside –hijo de R. L. Burnside-, en el bajo.
Desde 1992, Junior grabó los discos Sad Days, Lonely Nights; Most Things Haven’t Worked y God Knows I Tried, editado de manera póstuma, ya que falleció de un ataque al corazón en 1998.
Sad Days, Lonely Nights: