La penca que no retoña
Vino el Papa Jorge Bergoglio y se fue sin recibir a los padres de los 43 normalistas desaparecidos. Pocos días antes de la llegada del Pontífice, una comisión de expertos argentinos dictaminó que en Cocula “todo fue siembra de evidencias” y que allí era imposible la cremación, como aseguraron las autoridades federales a través de Murillo Karam y su “verdad histórica”. Ya desde el año pasado, padres de los normalistas se entrevistaron con miembros del Comité de las Naciones Unidas contra las Desapariciones Forzadas en Ginebra, Suiza. Pero acá, en su tierra, “ni los ven, ni los oyen”.
Quieren darle carpetazo
al crimen de Ayotzinapa,
borrar sus huellas del mapa,
dar por terminado el caso.
Es evidente el fracaso
y vuelve la burra al trigo
una vez más, cuando digo
que en esta Patria ficticia
para el pobre no hay justicia
ni para el rico hay castigo.
La justicia no es la doña
que sostiene una balanza;
es la mordida, es la transa,
la penca que no retoña.
Buitre buscando carroña,
gorgojo en nuestro maíz,
fatídica nube gris
y el mundo al revés de Alicia,
eso y más es la justicia
que rige en nuestro país.
Pregúntenselo a Colosio
a Tlatlaya, al ABC,
en México, bien lo sé,
la justicia es un negocio.
Un club para hacerse socio
entramado de palancas,
primero brincan las trancas
y arman el caso después
¿quieren ejemplos? doy tres:
Atenco, Acteal y Aguas Blancas.
Hay que importar la justicia
ir a buscarla a Ginebra,
ensartar aguja y hebra
bordando en tela propicia.
No se trata de ir a Suiza
a dar clases de retórica
es más que una cuestión teórica
o rating de la noticia:
en México no hay justicia
esa es la verdad histórica.
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