Tres pies al Nobel
En una carta, Bob Dylan le mandó agradecer a la Academia Sueca por el premio que le estaban dando; que él nunca había tenido tiempo de ponerse a pensar si lo que hace es literatura o no, pero que les agradecía tan maravillosa respuesta. Y en el momento más emotivo de una ceremonia -a la que el cantante no asistió-, las letras y las palabras se le escondieron a su gran amiga, Patti Smith, que cantaba una hermosa versión de A Hard Rain’s A-Gonna Fall con grupo y orquesta. En lo que a mí respecta, el Nobel de literatura 2016 no sólo le hace justicia a la obra de Dylan, reivindica también a la canción como género literario (en el canto está, de hecho, el origen de toda literatura) y representa un necesario acto de justicia para los poetas líricos de todo el mundo. Sólo por eso, seguiré festejando.
¿Son mis canciones literatura?
pregunta Dylan desde una carta
y la academia casi se infarta
por embarcarse en esta locura:
los promotores de la lectura
dicen que Knockin’ on heaven’s door
no es ningún libro, que fue un error
darle a un cantante el Nobel -la neta-
pero yo insisto, el que es buen poeta
no necesita ser escritor.
“Los versos viven en las canciones
como los diálogos en el teatro”:
citando a Shakespeare les puso un cuatro
a los expertos en las cuestiones
de promover nuevas ediciones
como bestsellers de librería
porque Bob sabe que la poesía
nace también con un instrumento
y la respuesta sopla en el viento:
el canto es letra con melodía.
Y aquellos versos de La Odisea,
¿cómo llegaron a nuestras manos?
¿No son también cantares lejanos
que nuestro tiempo aún tararea?
Tal vez nos hemos hecho a la idea
de que el poeta es siempre un Neruda
-gordo de boina, mirada muda-
pero no es bueno irse con la finta
aunque el registro se haga con tinta
el verso es canto: de eso no hay duda.
Siguen cantando los trovadores
y los juglares en nuestro oído:
en cada nuevo verso leído
suenan guitarras, flautas, tambores.
Y los raperos ¿son escritores
o son cantantes que flow destilan?
En cada estrofa que ellos maquilan
viven Boccaccio, Petrarca y Dante
como en aquella piedra rodante
que en los sesentas lanzó Bob Dylan.
Así que ahí muere con ese asunto
no hay que buscarle tres pies al gato
no obtuvo el Nobel un literato:
ganó un poeta que canta, y punto.
Para cerrar el tema pregunto
-no estoy saliéndome del carril-
con tantos versos en el atril,
tras tantos discos, conciertos, giras…
Bob, di la neta -ya sin mentiras-
ganaste el Nobel ¿How does it feel?