Blues en el Reino Unido

Los límites y las limitaciones de las letras en el blues

El tema de estos dos artículos es de explorar, de manera necesariamente limitada, algunas de las limitaciones en la letra de blues, tanto temáticas (primero de dos), como morfológicas (segundo de dos).

Preocupado por la posible irrelevancia futura del blues, voy a contrastar estas limitaciones con la sorprendente libertad paralela en la letra del rock (en varios de sus disfraces), y plantear algunas preguntas. ¿Porqué el blues no puede tratar de éstos y otros temas también? ¿Hay o sólo parece haber una resistencia a la ampliación de estos temas entre los blueseros? De nuevo, vuelvo a mi rechazo de la insistencia en el pasado y la pureza, y pido que haya una búsqueda de nuevos horizontes, una actitud creativa, de mente abierta, enfocada en el futuro y el desarrollo de un blues que tenga relevancia para el escucha, además del músico.

Mi preocupación no carece de fundamentos. El blues estaba en peligro de desaparecer en los Estados Unidos en los años 60 y el auge de la música soul. Los viejos artistas de blues se quedaron atrás, sus canciones ya no pegaban. Por ejemplo, podríamos recordar que un artista y compositor de la estatura de Jimmy Rogers, guitarrista de Muddy Waters y el compositor de canciones como That’s All Right, Blues All Day Long, Blues Leave Me Alone en los años 60 se vio forzado a abandonar la música para trabajar como taxista y poner una tienda de ropa.

En la segunda parte, haré unas reflexiones sobre el formato típico de una canción de blues – dos líneas que plantean un tema y una que lo concluyen. Es una fórmula sencilla en 12 compases que data desde los Dallas Blues y Saint Louis Blues de 1912 y 1914 respectivamente, las dos de W.C. Handy, quien dijo haber adoptado esta convención para evitar la monotonía de líneas repetidas tres veces. (De nuevo, subrayo la importancia de la contribución de un individuo más que la amorfa contribución de algo socio-económico-racial).

Sin embargo, la sencillez es un arma de doble filo. De un lado, siguiendo la convención de W.C. Handy, resulta relativamente fácil escribir una canción de blues, bueno o malo, pero, del otro, la misma facilidad de la composición puede limitar lo escrito a temas simplificados, arriesgando convertir la canción de blues en algo de que se puede burlar, cosa que obviamente, sí ha ocurrido. La facilidad, si no previene totalmente un acercamiento a temas de complejidad mayor o un análisis más a fondo del tema que sea, obviamente no promueve activamente un acercamiento más sofisticado.

 

Los temas favorecidos

Las canciones de blues cambiaron de temática en la Segunda Guerra Mundial. En los blues de antes de la guerra, se abarcaban temas como la depresión económica, temas de las granjas (ej. Boll-Weevil Blues en canciones de Leadbelly, Ma Rainey y Charley Patton), los diablos y la magia, las apuestas, las sequias y las inundaciones (ej. When the Levee Breaks de Kansas Joe McCoy y Memphis Minnie o Rising High Water Blues de Blind Lemon Jefferson, ambas relacionadas con la gran inundación del Mississippi en 1927). Después de la guerra, estos temas se simplificaron y se concentraron mucho más en los problemas de la pareja. Es notorio que la inundación en Texas Flood de Stevie Ray Vaughan, ya no refiere a un problema para miles de personas que perdieron su casa y luego no tuvieron en donde pararse, sino de un problema de comunicación con la pareja porque todas las líneas de teléfono se habían caído.

Uno de los problemas con una visión nostálgica del blues es precisamente que el mundo ha cambiado profundamente. Efectivamente la Segunda Guerra, sí marca un enorme hito en la historia mundial. Pero más allá de esto, la gran mayoría de los aficionados al blues no comparten para nada las mismas condiciones que sufrieron los creadores de esta música. Ya no vivimos en la Gran Depresión de los años 30, sino en el siglo XXI. Y tampoco vivimos en Nuevo Orleans, ni en los barrios negros de Chicago. Por ejemplo, volver a escribir canciones hoy en día que lamentan las depredaciones de los Boll-Weevil – el gorgojo de algodón –, claramente sería absurdo. Ya no vivimos en una sociedad cuya dependencia económica de la cosecha de algodón es total. Nos es necesario escribir canciones que son relevantes para nuestra época y nuestras sociedades.

 

¿Qué tipo de canción es más popular que una canción de amor?

El amor es universal. Las canciones de amor, de lo bonito que es el amor, de las ilusiones y los sentimientos románticos, la compra de flores en el día de San Valentín, de dibujar corazoncitos en los cuadernos, etcétera, ad infinitum y ad nauseam, tienen su lugar sin duda. El amor, sin embargo, tiene otro lado cuando requiere un esfuerzo y luego otro esfuerzo cuando uno ya está agotado, cuando tienes fe en tu pareja, (aunque no comprendas lo que le pasa), o cuando las peleas se han vuelto inaguantables o las sospechas de infidelidad van acumulando evidencia que quieres, pero no puedes negar. El blues bien puede expresar todos estos sentimientos – y que sí los expresa, de esto no hay duda.

¿Qué podría ser más bluesero que enfocarse en los sentimientos de lo individual, del dolor ante un amor no correspondido, de los celos? Por ejemplo, veamos los celos de dos lados: Groundhog Blues de John Lee Hooker o Hey Joe, dos canciones en que los celos conducen al asesinato; o Right Next Door de Robert Cray cantado desde el punto de vista del ‘Sancho’, el ‘back-door man’.

 

¿Pero, y el resto de la experiencia humana?

El acto de cantar no es muy alejado del trabajo de un actor. Las palabras están escritas; el trabajo es de interpretarlas para comunicar la historia al auditorio. Lo que percibo es una libertad enormemente mayor en el campo del rock. No digo, (obviamente) que el rock no tiene canciones de amor. Claro que los tiene, demasiadas y algunas muy malas, pero entre los temas que abarca opino que hay material que no sólo podría ser tema de canciones de blues, sino que el blues podría ser un vehículo más apto que una música cuya energía puede distraer de la experiencia humana que se propone expresar.

Hay canciones que no son blues y que funcionan a la perfección. Entre las canciones de Nick Cave, hay baladas de asesinato que retratan una crueldad inconcebible y psicópata. En dueto con la diva de disco Kylie Minogue, cantó Where the Wild Roses Grow, siendo ella la hermosa e inocente víctima y Cave el asesino seductor.

Su Ship Song incluye las líneas a la vez tiernas y crueles:

Ahora tu cara se ha vuelto triste, porque sabes que ha llegado el momento

en que debo quitarte las alas y tú, tienes que tratar de volar.

Los temas de la depresión y confusión, la frustración de no tener un futuro, de la violencia doméstica, de ver a tu pareja enojada sin que te importe, ¿no son éstos ejemplos de temas que podría abarcar el blues?

 

De Joy Division (She’s Lost Control),

Confusión en sus ojos lo dice todo.

Ella ha perdido el control.

Y se aferra al transeúnte más cercano.

De nuevo ha perdido el control.

(I Remember Nothing)

Violento, más violento,

su mano rompe la silla,

se mueve en reacción,

luego cae en desesperación.

 

De Sex Pistols (Anarchy in the UK)

Quiero ser anarquía.

Y quiero ser anarquía.

Ya sabes.

Y quiero ser un anarquista.

Emborracharme.

Destruir.

De Imogen Heap (de Angry Angel)

Sí, ahí está mi ángel enojado.

Frunciendo el ceño, pero no me siento culpable

De Peter Gabriel (Come Talk to Me)

Sea cual sea lo que invente el miedo,

te juro que no tiene sentido.

Me extiendo a través de la cerca de la frontera.

Baja, ven a hablar conmigo.

 

El uso de la metáfora también es ejemplificado en la letra de Peter Gabriel (The Blood of Eden)

En la sangre del Edén

se acuestan la mujer y el hombre.

Con el hombre en la mujer,

y la mujer en el hombre.

 

Y siguiendo esta línea de pensamiento un poco más, el blues no tiene que ser forzosamente el vehículo de sentimientos inmensos y trágicos. ¿No sería posible imaginar un blues tan ligero y alegre como, por ejemplo, Golf Girl de Caravan?

La canción narra un encuentro casual en un verano soleado entre el cantante y una joven que vende tasas de té en una cancha de golf y quien le protege de la ‘lluvia’ de pelotas de golf.

Las canciones de Brian Eno abarcan una gama desde los sarcástico y enojado, hasta lo trivial, lo absurdo y surreal. Por ejemplo, del ultimo: 

La señora gorda de Limbourg

Miró a las muestras que le enviamos y frunció su ceño.

Nunca creerías que ella había probado de la realeza y la fama

Si la vieras ahora.

Pero su sentido del gusto es tal

que distinguirá con su lengua.

Las sutilezas que un espectrógrafo perdería,

Y anunciará su decisión,

exigiendo como recompensa,

un beso de medusa.

 

De un lado la libertad del artista ha de ser absoluta. Del otro lado, un arte no va a sobrevivir si pierde su relevancia para su auditorio.

Si el blues se restringe a las canciones de amor y a los temas que eran importantes entre una restringida sección de la población de los Estados Unidos en un momento cada día más lejos por razones de un respeto mal atinado, me parece que esta actitud podría condenar al blues a la irrelevancia y el olvido en el futuro.