Blues a la Carta

Destino Chicago. Parte 1: Chess Records

Chicago, “la Ciudad de los Vientos”, como la llaman sus residentes, es la tercera ciudad con mayor número de habitantes en Estados Unidos, detrás de Nueva York y Los Ángeles. Se encuentra en el estado de Illinois, a lo largo de la costa suroeste del lago Michigan, y es la sede del condado de Cook. Se eleva como el más importante centro urbano del Blues.

Aunque ninguno de los sellos independientes de la ciudad, obtuvieron tanta fama como lo hizo Motown en Detroit, Chess Records, ubicada en el número 2120 de la avenida South Michigan, será recordado como uno de los más firmes puntales, tanto del Blues, como del Rock and Roll con artistas icónicos como: Muddy Waters, Howlin’ Wolf, Willie Dixon, Chuck Berry, y Bo Diddley; entre muchos otros.

Chess Records

El sello que mejor representa el Blues al estilo Chicago fue fundado por dos hermanos judíos de origen polaco, Leonard y Phil Chess, en 1950. Los Chess administraban un club en el South Side, la zona de la ciudad tradicionalmente habitada por afroamericanos, y quisieron aprovechar el flujo de artistas que pasaban por el barrio.

Habían aprendido los secretos del negocio montando un pequeño sello, Aristocrat, y cuando la operación Chess se puso en marcha, ya estaban preparados para aprovechar de la mejor manera a un Muddy Waters y su I’m your hoochie coochie man, al destacado armonicista Little Walter y su My babe, a Howlin’ Wolf y su rimbombante Smokestack lightning, o bien, a un John Lee Hooker golpeteando su Walking the boogie.

Y no sólo se dedicaron a la grabación del Blues más puro y traicional, pues hicieron incursiones en el oportuno mercado del Doo-woop con The Moonglows de Sincerely y The Monotones de Book of love, contribuyendo así mismo a la consolidación del lenguaje del Rock & Roll con Bo Diddley y sus jocosos temas autobiográficos: Hey Bo Diddley! o I´m a man; Chuck Berry y sus grandes éxitos: Maybellene o Johnny B. Goode, e incluso con el ‘güerito’ Dale Hawkins y su eterna novia, Susie Q. Tampoco se olvidaron de las mujeres, como atestigua una vocalista tan poderosa como la grandiosa Etta James, con éxitos como: At last o I´d rather go blind.

Si hay alguien que encarna el espíritu de Chess, fue sin duda, Willie Dixon. Se le considera la esencia misma del sello alrededor de la cual gravita gran parte de la leyenda del Blues. Dixon fue compositor, arreglista y productor al servicio de los hermanos Chess. Leonard y Phil se vanagloriaban de saberlo todo sobre Blues, cosa hasta cierto punto admisible, aunque fueran blancos, pero el talento instintivo de Dixon sería la sustancia que haría solidificar un sonido, una actitud, una influencia.

Hizo aullar y desgañitarse al rústico Howlin’ Wolf, puso imborrables palabras en los carnosos labios del prestigioso Muddy Waters. Y su presencia no sólo se circunscribe al Blues, pues compuso joyas para Bo Diddley, tocó el bajo para Chuck Berry y ha sido versionado por legendarias bandas, como las británicas: The Rolling Stones, Cream o Led Zeppelin; entre muchas otras a nivel mundial. Dixon fue precisamente quien hizo de anfitrión a los inglesitos, cuando Jagger y compañía llegaron a Chess para grabar entre aquellas paredes que habían venerado desde su natal Londres.

Para entonces, la edad de oro de Chess llegaba a su fin. El encarcelamiento de Chuck Berry y la creación del Soul, un tren al que no lograron subirse con éxito motivó su decadencia y la marca fue vendida en 1975, poco antes de la muerte de Leonard Chess.

Willie Dixon’s Blues Heaven Foundation

En 1993, la viuda de Willie Dixon, Marie, compró el edificio que luego fue renovado y reabrió sus puertas en septiembre de 1997 con una memorable ceremonia. Ahora es el hogar de la Fundación Blues Heaven de Willie Dixon. También hay un pequeño museo sobre la música que ahí se creó y los hombres que la instituyeron.

El mundo es indudablemente un lugar más rico debido a las contribuciones musicales de Willie Dixon. Creyendo que su trabajo aún no estaba terminado, Dixon dedicó gran parte de su tiempo en los años 60, 70 y 80 a la organización que fundó, la Blues Heaven Foundation. Su visión fue permitir que los ecos de los grandes del Blues continúen desarrollándose, alentar a una nueva generación y proporcionar el bienestar continuo de los músicos principales de Blues.

La misión de la Fundación es ayudar a los artistas y músicos a obtener lo que es legítimamente suyo, y educar tanto a adultos como a niños sobre la historia del blues y el negocio de la música. Para lograr esta misión, ejecutan con éxito varios programas, incluyendo las becas Muddy Water y Willie Dixon, las clínicas de música, Música en el jardín / Record Row Festival, y buscan establecer programas adicionales en un futuro próximo.

Fuente: Geografía del Rock, Ignacio Juliá, 1997 y www.bluesheaven.com/