White, Hot and Blue
El disco de Johnny Winter titulado “White, Hot and Blue” (Blue Sky 1978), constituye un emocionante tributo que el músico albino le rinde a varias figuras del blues que fueron determinantes para afianzar su gusto por este género musical.
Temas de Jimmy Rogers, Sleepy John Estes, Little Walter, Taj Mahal, Jimmy Reed, además de algunas piezas de su propia autoría, son recreadas con el poder característico de Winter, pero además con una pasión y un “fuego” que solamente él era capaz de proyectar. Estamos hablando de una época donde el albino se reencontraba con sus raíces afroamericanas después de haber abrevado en todos los caminos posibles en el universo del rock, y siempre haber destacado por méritos propios.
Desde el primer momento, el disco no deja tiempo para el respiro y abre con un tema rítmico que suelta la pirotecnia por los aires y nos deja ver la calidad del material que tenemos delante. “Walking By Myself” ofrece un cautivante arreglo en rhythm and blues del clásico de Jimmy Rogers, pero a falta de contar con una armónica de la envergadura de Walter Horton, el albino inyecta dosis muy poderosas de slide, con el resultado de que no se puede dejar de bailar un solo momento.
Johnny Winter – Walking By Myself
“Slidin In” es el sentido opuesto, melodía lenta, pero con el sonido igualmente pesado. Aquí tiene su primera participación el armonicista Pat Ramsey, el cual lo estaremos disfrutando en distintos momentos del álbum. Tanto el pequeño instrumento diatónico como el slide se pelean los sonidos más electrizantes en este tema, “Divin Duck” nos recuerda la versión que hizo Taj Mahal al clásico de Sleepy John Estes, pero el tratamiento de Winter es mucho más bailable sin salirse de los estándares del rhythm and blues. Es un tema que nos pone de buen humor y que propicia seguir escuchando más todavía.
“One step a time“, obra de Winter, es prima hermana de la pieza anterior, sigue los mismos patrones, blues eléctrico y moderno de primerísimo nivel, requinto electrizante, voz rasposa y temperatura húmeda, para que gocen los cuerpos durante el cálido bailongo. Termina el lado A con un momento tranquilo de blues acústico: “Nickel Blues“, en donde brilla el piano de atmósfera cantinesca de su hermano Edgar, y su guitarra con cuerpo de acero prodiga algunos buenos riffs, que nos otorgan momentos de paz en medio de tanto feroz sacudimiento.
El lado B abre con otro tema ya grabado anteriormente por Taj Mahal: “E-Z Rider“, un rock ejecutado de manera limpia y poderosa, emotivo tributo que el albino ofrece a un músico y cantante muy valorado entre los bluesman de piel blanca. Sigue tal vez la pieza más emocionante del disco y que enchina la piel tanto por los requintos limpios y profundos del albino, como por los fraseos estrujantes de la armónica de Ramsey: “Last Night“, original de Little Walter. Yo ubico este tema como una de las mejores recreaciones que alguien pudo haber hecho de piezas de Little Walter. Simplemente es redonda. Pensada para disfrutarse íntegramente.
Johnny Winter – Last Night
El tema que sigue también es un clásico: “Messin with the Kid“, en la versión ya conocida de Junior Wells, pero con mayor fuerza y ritmo. Aquí el requinto filoso deja el ambiente propicio para la aparición rutilante de la armónica de Ramsey, que desata un verdadero torbellino entre los escuchas. Termina el disco con otro momento de paz y romanticismo: “Honest I Do“, el clásico tema de Jimmy Reed ideal para las notas agudas de la armónica y un requinto machacante que esta vez no eleva demasiado los decibeles.
El objetivo es terminar este recorrido sonoro de manera traquila y pausada. Como puede verse, el álbum contiene temas para todos los gustos bluseros, incluye temas “blue”, otros “calientes” y siempre con una perspectiva “blanca”, como la de Johnny Winter, pero con su alma profundamente negra, profundamente subterránea.
Johnny Winter – Messin’ With the Kid (Live)