Diván el Terrible

¿Todo éxito es un malentendido?

Entrevista con Victorio Montes Silva – 1ª. Parte

¿Qué creen? Durante años estuve fantaseando con entrevistar a mi Maestro, mi Sensei, Victorio Montes Silva, ahora es un sueño hecho realidad (espero que para él no se convierta en una pesadilla); con entusiasmo respondió a mi solicitud ¡suertudo que es uno!

Mi maestro es músico y docente de armónica diatónica, mentor de múltiples generaciones de armonicistas; ejecutante de varios géneros, música clásica y del medio oriente; ha dado múltiples recitales como solista y con ensambles diversos en varias partes del país y ha tocado con casi todas las bandas locales de blues. Ha impartido numerosos talleres y clínicas, ha organizado actividades de lo más diversas en torno al instrumento. Propugna entre sus alumnos el cromatismo en la armónica diatónica.

En marzo de 2017 fundó el ‘Atelier Montes – Armónicas’. Taller especializado en reparación, afinación, restauración y mejora integral de todo tipo de armónicas, casi todos los armonicistas del país somos sus clientes. Técnico en servicio general de todo tipo de armónicas, certificado por Hohner en Trossingen, Alemania y cuenta con el Patrocinio de Casa Veerkamp.

Ha publicado:

Overblow y Overdraw, la armónica diatónica como instrumento cromático, publicado en el sitio, http://harmonicaspain.es

La armónica en México o el instrumento olvidado. Publicado en, http://www.harmonicaspain.com/reportajes/mexico/la_armonica_en_mexico.htm

La apoteosis de la armónica en México – Entrevista con José Cruz Camargo. Publicada en, http://www.harmonicaspain.com/entrevista/jose_cruz2004/jose_cruz2004.htm.

Varios artículos en el libro “Palabra de Blues, Antología 1”, compilado por José Luis García Fernández, y editado por Ediciones Endora.

Y ya calientitos con sus antecedentes damos comienzo:

Octavio. Para ti ¿cuál sería el perfil del músico profesional?

Victorio. De entrada, podría ser:

Organización: que lleven una agenda, que sean puntuales, tener sensibilidad y perseverancia, constancia, cosas así.

Tener control de su material: ser un músico profesional implica conocer de rítmica, lectura, armonía, debe tener socialización y liderazgo, puntualidad, ensayos, en tiempos de reuniones, en el envío de documentación, creación de conceptos, dinámicas de grupo, diseño de flujos de trabajo.

Desarrollar la capacidad de adaptarse a incidentes inevitables: hay músicos que, yendo a un evento ante una situación nueva, se quiebran, se rompen.

Tener una mentalidad administrativa: hoy en día es, sí o sí, tienen que entender muchas veces de cuestiones de marketing, que “muy bien yo soy músico y yo soy mi propio producto” muchos; no están entendiendo esa parte, y es vital. Ser cuidadosos con la vestimenta y la conducta dentro y fuera del escenario.

Tener siempre lista su documentación: cuestiones como: Curriculum Vitae, Press Kit, creación de propuestas, cuestiones financieras, incluso fiscales, tenemos a muchos músicos que, por no tener un adecuado manejo de su situación fiscal, ahí los tienes viendo a ver de dónde consiguen el apoyo de un recibo fiscal para poder entrarle a un festival.

Comunicación al exterior: manejo de todas estas cuestiones de redes sociales, E mail, Whatsapp, Tweeter, Facebook.

Tocar bien con otros: esto puede parecer sencillo, pero, no lo es; no solo se trata de tocar como tal, sino de estar realmente preparado para tocar con otros; respeto en el ensayo, en el ensamble o en el jam: no sobreponerse a otros en los solos de los demás… por citar una de tantas.

A grosso modo podrían ser esas habilidades.

Hoy en día el músico profesional y, creo que el músico de armónica en México ha descuidado mucho estos aspectos o no los ha tenido en cuenta en su mayoría, siempre los dejan pasar; pero, ahora hay que reunir una serie de habilidades ahora, sobre todo con las nuevas tecnologías, ni tan nuevas, pero que han ido tomando mucha fuerza.

Octavio. Cuando te refieres a sensibilidad ¿es la sensibilidad estética o emocional?

Victorio. A ambas. Hay que tener la sensibilidad como músico con lo que uno hace, pero también esa sensibilidad hacia los demás, no ensimismamos nada más en nuestro trabajo, en lo que estamos haciendo y nos vale lo demás.

Octavio. Para ser artista se tiene mucho de ego, eso te va a jalar para ser egocéntrico y hasta egoísta, y eso bloquea tu sensibilidad hacia afuera.

Victorio. Sí, y es una de las cosas más raras; los músicos tienen esa tendencia ¿no? Por eso digo a veces, medio en broma, medio en serio: la música se nutre de emociones y las emociones que nutren la música son el enojo la envidia; entonces, pues, de ahí surge la música jeje.

Octavio.  Rara vez el amor que podría ser una emoción más universal y positiva.

Victorio. ¡Exactamente, así es!

Octavio. ¿Para ti qué es más importante la perseverancia o el talento? o ¿cómo se tienen que combinar?

Victorio. Es una pregunta difícil, creo que no puede haber la una sin la otra. Aunque en términos generales, podría ir un poco por delante la perseverancia. Poseer talento ayuda, y mucho, para lograr una meta, pero, no es suficiente para alcanzar un objetivo o el éxito; se pueden tener cualidades excepcionales, pero si no hay disciplina, el éxito o el logro de un objetivo puede ser algo imposible de alcanzar.

He tenido casos de personas que tienen talento, pero, no son disciplinadas, no son perseverantes y suelen quedarse en un nivel promedio tocando armónica ¿no? Pero, he tenido estudiantes que quizás sus habilidades, su talento no sea tanto, pero son gente que han venido al curso a lo largo de un año, cada semana, desde Puebla, Cuernavaca, ir y venir el mismo día que han alcanzado un buen nivel, fueron perseverantes. Nada a medias ¡Se es o no se es!

Octavio. Creo que eso redondea tu respuesta. Indudablemente, coincido. Ahora, tú has batallado más con alumnos, yo he sido alumno, y tú has sido autodidacta, has sido alumno, eres maestro, has progresado y mejorado tu metodología y tu conocimiento del instrumento, tú te has enfrentado a más broncas que cualquiera de nosotros.

Victorio. ¡jeje!  Sí. No ha sido un camino fácil, cada año es conocer gente nueva, porque aún después de tantos años dando clases, siempre es difícil la primera clase de un curso nuevo, porque te enfrentas a personas que no conoces y siempre va a haber, al menos una mirada inquisitiva que seguramente está pensando “¿este sujeto realmente me va a enseñar algo?”, entonces tiene uno que ir resolviendo situaciones, y, a veces, replanteando y mejorando la metodología. Los grupos, creo yo, son los que plantean un reto y son los que más enseñan, porque uno puede planear una clase, la enseñanza de un elemento técnico, decir: “ok, tengo estas imágenes, que pueden ayudarnos para que entiendas que es un bend”, y tú las explicas, pero siempre va a haber alguien que no lo va a entender, entonces tendrás que buscar una nueva estrategia para hacerte entender.

Octavio.  Entonces, así, como maestro, ¿tú tendrías que estar mejorándote de acuerdo la problemática de cada alumno?

Victorio. Sí, exacto. Para mí es importante siempre, en las clases el intercambio, la realimentación con los alumnos, que efectivamente lo estén entendiendo, y si a alguien se le ocurre, incluso, una forma o un acercamiento distinto, que permita el entendimiento de determinada técnica, porque, tú lo sabes, estamos con un instrumento que  está en la boca todo el tiempo, no se ve que está pasando adentro, enseñar todo lo que se hace con él es muy difícil. Si no contamos con las estrategias adecuadas, simplemente, no podemos enseñar.


Victorio al centro con algunos de sus alumnos. (El cuarto de abajo para arriba, en la fila de la izquierda soy yo)


Octavio. ¿No te ha pasado que por el contrario de ese alumno suspicaz que duda que puedas enseñarle algo; está el otro extremo: el que piensa estás dos rayitas debajo de Dios y que vas a resolver TODO?

Victorio. Jeje. Sí, y digo ¡bueno! ¿No sé porque pueden pensar cosas así? siempre he dicho: “Todo éxito es un malentendido”.

Octavio. Jajaja. ¡No la conocía!, ¡te la robo! Ahora bien, esa sobrevaloración ¿es un obstáculo o una ventaja?

Victorio. Creo yo, que es, más bien, un obstáculo, porque puede obnubilar la mente. Me explico. Si yo creo que alguien es grandioso o maravilloso no me doy la oportunidad de escuchar nada más y corro el riesgo de que sea “mi tope” de lo que es un músico con rendimiento, con buena técnica, que sé yo, entonces me voy a perder de muchísimo. No. Creo que se trata de ser más objetivos, muchas veces se trata de músicos que los escuchamos y decimos: “mmmm, ¡no me gusta! ¡toca mal!” resulta que nuestra formación nuestra comprensión de la música es deficiente, es incompleta y, años después, cuando hemos pasado ya por un proceso de aprendizaje, de estudio musical, descubrimos que en realidad no era que no nos gustara, sino que no lo entendíamos. Creo que se trata de ser un poco más sosegados, te digo, no hay que caer en esta cuestión de ensalzar a alguien, nos resulta contraproducente, creo que eso no es tan sano; sano es tener la mente tranquila, no emocionarnos de buenas a primeras y seguir aprendiendo.

Octavio. Coincido contigo y sin perder el hilo de tu última idea: como muchos instrumentos, si no es que todos, ¿el aprendizaje del instrumento es infinito?

Victorio. Sí, yo creo que sí. Uno no termina, creo que es infinito porque nuestras capacidades físicas son finitas.

Por el contrario, a medida que avanzamos en edad nuestro rendimiento baja y nuestras posibilidades de hacer ciertas cosas disminuyen drásticamente, entonces se vuelve cada vez más infinito (¡Je!).

Octavio. Me impresionó tu respuesta porque mi siguiente pregunta va por una línea más filosófica, te va a sonar a perogrullada, pero, contéstame si quieres, en ese sentido ¿es cognoscible el ser? Tu rendimiento, tu proceso de aprendizaje, tu proceso de crecimiento ¿podría ir ligado a tu conocimiento de ti como persona? ¿Es un reto aparte?

Victorio. Puede ser. En el caso muy particular puede ser, hay cierta liga entre lo que hago con el instrumento y lo que hay en mi cabeza y lo que soy como persona. En ese sentido creo que sí, sí sería cognoscible el ser.

Octavio. Además, es un proceso progresivo.

Victorio. Sí, y es un proceso muy personal y habrá quienes lo trabajen y quienes no.

Octavio. Ya en tu experiencia, es una suerte de proceso de autoconocimiento, que te da una perspectiva histórica de ti. ¿Es, entonces, que ese ejercicio redunda en beneficio de tu ejecución, de la calidad de tu interpretación o de lo que produces?

Victorio. Sí, claro que sí, hay algo aquí muy interesante, la música o el acto de tocar un instrumento, para mí siempre ha sido frustrante. Frustrante, porque, siempre quise tocar un instrumento desde niño, pero pues, no teníamos las capacidades económicas, ni de chiste; cuando lo pude intentar fue con, lo típico, la guitarra; pero, no sucedió; hasta que finalmente la armónica amarró; mi búsqueda siempre ha sido en el sentido de llegar a tocar esa música que escucho desde niño; pero, realmente desde niño ¿qué te gusta? ¿cinco, cuatro años?

Generalmente esa música es clásica. Entonces ha sido un camino largo para entender el instrumento y poder trasladarlo a esos territorios y eso implica mucho también la exploración de mi paso por la vida, no sólo es tocar por tocar, también es como una forma de autosanación. Ha habido periodos en mi vida que no han sido nada gratos y esa música me ayuda, hasta cierto punto, a sanar y, sí, sí hay esa conexión también.

Yo creo que es importante que los músicos también contextualicen lo que tocan y a sí mismos, eso le da más vida a lo que hacen. Estaría aquí hablando de la armónica emocional, cosa muy difícil, hay muy pocos realmente, ejecutantes de armónica que hagan eso que toca sus fibras, la mayoría aporrea nada más las notas, aporrea las lengüetas ¡y ya! Entonces hay que poner más todavía.

Esa es la otra parte, los alumnos que tomo por fuera que ya son particulares, que son clases personales les digo que: “La parte, relativamente sencilla de la enseñanza es que tú aprendas a leer una partitura, a medir, etcétera; pero, la parte que más trabajo va a costar, va a ser la siguiente: es donde me vas a llegar y decir ya estoy tocando tal y cual cosa y yo te voy a decir ok, ¡eso es basura! ¡Tienes que hacer esto! ¡tienes que pensar de esta forma!”

Implica también la relación con el alumno, porque tengo que hacer el trabajo como el que tú haces (psicológico); en el sentido de que el alumno se explore, se analice, que trate de tomar algunas de sus situaciones de vida y que eso lo intima, “no aquí en esta nota, en este pasaje de notas quiero que toques con emoción”, que el alumno vaya aprendiendo ese tipo de cosas, esa es otra parte (del proceso) y eso lleva justamente a la expresividad y son de las cosas que, casi nadie trabaja. Normalmente vemos los métodos y los tutoriales y todo eso es muy frío, esta, hasta cierto punto deshumanizado.

Octavio. Todos los maestros o la mayoría de los instructores te dicen: ¡practica! ¡practica! ¡practica! Pero, ahora, ¿qué hay que practicar?

Victorio. Sí, practicar es importante, pero yo creo que no es el qué, sino el ¡cómo!

Creo yo que la práctica musical debe ser desde la reflexión y la acción; el músico practica, generalmente, para aprender algo, pero, llega un punto en el que ya empiezas a tocar con bandas o ensambles, según el género, y hay que cambiar la forma de practicar, ya no practicas para aprender algo, practicas para el momento de la presentación.

Es lo que yo le llamaría práctica de rendimiento, que es uno de los concepto que yo manejo mucho con mis alumnos, digo: “ok, aquí lo que buscamos es ser armonicistas de alto rendimiento, aquí no van a practicar para ejecutar fragmentos”, como cuando vas a la clase y te dicen: ok practica los compases del 11 al 13, muy lento, con el metrónomo, porque la pedagogía nos enseña que hay que descomponer en fragmentos muy pequeños para después unirlos, pero, la práctica de un músico profesional debe ser en otra dirección, en otra forma, hay que llegar a la ejecución de toda la pieza y lo que es lo más importante, con las condiciones en las que uno prevé o, supone que va a tener que tocar en público.

Frecuentemente les sugiero a los alumnos, a aquellos que ya tocan en público o que van a tocar en público: “Ok, tu práctica debe, ahora, incluir las condiciones en las que merman tu rendimiento en público  así que bueno, pues no sé, ponte a practicar en tu casa, cosas como por ejemplo: corre un poco, haz algunas flexiones, no sé, algo que acelere físicamente los latidos de tu corazón ; crea situaciones, como por ejemplo: que tengas alguien ahí que te aviente objetos”, porque eso va a pasar…

Octavio. Jejeje. Objetos reales o simbólicos ¿no?

Victorio.  Sí, ¡exacto!

Octavio. Como puede ser un vaso o una lata, puede ser una mentada.

Victorio. Una mentada, ¡exactamente! Sí. Recrear las condiciones durante esa práctica y “Ok ¡trata de sacar tu tema completo! En el tiempo y con la expresividad que se debe. Entonces eso te prepara mejor para tocar en público”.

Octavio. ¡La adversidad como reto superable! Para que cuando puedas obviar esas dificultades estés en mejores condiciones.

Victorio.  La práctica musical debe ser más desde la reflexión, la acción y la práctica para el momento de la interpretación.

Con esta frase dejo la primera parte de la entrevista con Victorio Montes Silva, ¡no se pierdan la segunda parte en el próximo número de Cultura Blues!