Especial de Medianoche

Recordando a Nick Perls de Yazoo Records

Nick Perls, Dick Waterman, Son House, y Phil Spiro (Foto por Sra. House usando la cámara de Dick Waterman)

Entre las grandes aportaciones que trajo consigo el redescubrimiento del blues en los años sesenta, destaca el trabajo de historiadores, coleccionistas y devotos de esta música que, reunidos en proyectos conjuntos, trabajaban en objetivos concretos: rescatar, acreditar y dar a conocer la riqueza musical que, décadas atrás, los originales bluesman habían producido en condiciones bastante azarosas. Nick Perls (4/abr/1942 – 22/jul/1987) constituye un preclaro ejemplo, debido a su función como presidente y fundador de los sellos: Yazoo y Blue Goose.

Integrante de una acomodada familia neoyorquina, Perls bien pudo dedicarse a ser galerista de arte o maestro en historia, sin embargo, su gran pasión lo constituyó el Country Blues y toda la música americana antigua. Siendo aún jovenzuelo, emprende dos viajes al profundo sur norteamericano. Toca muchas puertas y tiene la suerte de adquirir viejos y raros discos de 78 rpm. Asimismo, su presencia es frecuente en bazares y tiendas de antigüedades, siempre con la intención de llevarse bajo el brazo las placas de esa extraña música surgida en campos agrícolas.

Otra versión asegura que Perls gastó de un sólo golpe, la cantidad de 20, 000 dólares en comprar una colección de raros sencillos de 78 rpm. Con el tiempo, Nick se da cuenta que solamente creando un sello independiente puede difundir esas grabaciones descatalogadas e intentar mejorar el sonido con las técnicas que entonces la tecnología facilitaba. Su primer sello se llama Belzonia, aunque su existencia es breve. No obstante, al igual que él, otro grupo de coleccionistas emprendían una labor similar en regiones distintas, su punto de coincidencia: el amor por el Blues.

Blues Mafia

Tal era el nombre de un grupo de aficionados, escritores y coleccionistas radicados en New York, a mediados de los años sesenta, que compartían la devoción por el Country Blues, pero también el compromiso serio de estudiarlo. En otros puntos de Estados Unidos, como Boston, Filadelfia y Washington D.C., también existían aficionados con las mismas inquietudes; sin embargo, fue en la ‘Gran Manzana’ de donde surgirían los proyectos más sólidos. Blues Mafia estaba integrado, entre otras personas, por Larry Cohn, Bernie Klatzko, Don Kent, Pete Whelan, Steve Calt, Dick Spottswood, Bill Givens, Nick Perls y Jim McKune, éste último considerado el decano y con mayores conocimientos. Por los regular, sus juntas eran semanales, siempre en casas distintas.

Aquellas eran reuniones de simple goce escuchando discos, intercambiando opiniones, ofreciendo datos y cuando se podía, materiales originales. Los coleccionistas de la costa este de Nueva York cimentaban un clan de especialistas que poco a poco derivaría en la fundación del sello Yazoo -nombre que se refiere a un río que es afluente del Mississippi- trazado y dirigido por uno de ellos, Nick Perls. Sobre este punto, Larry Cohn recuerda: “Ese tiempo era muy divertido, todos aprendíamos de todos, desde luego que había algunos con mayores conocimientos, esos nos orientaban, particularmente Jim McKune, quien fue asesinado, él ya escuchaba a Charley Patton mucho antes que cualquiera de nosotros”.

Las reglas de un hipotético sello discográfico imaginado por Nick Perls eran claras: grabaciones del primer blues registrado en las décadas 1920 y 1930 (discos antiguos facilitados por el mismo grupo), 14 canciones en total (siete melodías por cada lado) y un texto informativo escrito por alguno de ellos (normalmente dicha tarea recaía en Steve Calt, el escritor habitual de notas para los registros de la etiqueta). Por fin en 1968, tras muchos años de dedicación, de experiencias formativas (como la breve Belzonia Records) y de tejer relaciones con las personas adecuadas, Nick Perls funda la compañía Yazoo Records, de la cual es presidente.



Un catálogo de ensueño

En varios de sus primeros 74 títulos registrados, Yazoo presentaba carátulas elaboradas por el afamado artista Robert Crumb, un buen amigo de Perls, pero sin lugar a dudas, el gran aporte de la compañía consistió en dar a conocer, de manera abierta, artistas legendarios y tesoros musicales en cada uno de sus ejemplares, verdaderas joyas del blues primigenio que de otra forma sería muy difícil apreciar: Blind Boy Fuller, Charlie Patton, Blind Willie McTell, Skip James, Blind Blake, Papa Charlie Jackson, Big Bill Broonzy, Bo Carter, Henry Thomas, Blind Lemon Jefferson etcétera, versiones únicas que en su rudimentario sonido ponían al descubierto el verdadero origen del rocanrol y de otros géneros posteriores.

Yazoo fue muy bien acogida no sólo por los aficionados al blues sino por la crítica especializada. Se le reconoció su mérito de buscar preservar la cultura musical estadounidense, analizar sus raíces originales, sus oscuros creadores y el análisis del entorno a través de voces autorizadas. Además de proporcionar datos biográficos e históricos, cada texto desmenuzaba las afinaciones y los tonos que empleban los viejos bluesman para ejecutar sus impresionantes temas. Además, Yazoo sirvió para que Perls se adentrara en el mundo de la producción. Se sabe que él mismo inventó con éxito técnicas de grabación para evitar que el molesto “sonido scratch” -un rasgo típico de los viejos discos de vinil- se disimulara mucho en su transferencia al formato Long Play.

Varias frases definieron esta primera época de la empresa: “Preservar la cultura no significa ser una máquina que genera dinero“; “El blues lo comenzaron estos hombres, con su esfuerzo, con su talento y con sus pulgares, sin aparatos comerciales detrás“. En poco tiempo el catálogo del sello se extiende publicando también antologías de jazz y de música country. La respuesta del público fue excepcional, en todos los estratos sociales. Ya no sólo los coleccionistas se acercaban a Perls: los propios músicos también lo hacían: guitarristas, pianistas, cantantes, toda la gente atrapada por el “revival bluesero” de los años sesenta, deseaban mostrar su trabajo. Pero antes la compañía edita un libro sobre Charley Patton y promueve un álbum para acompañarlo. También prepara tres cajas con estampas ilustradas por Robert Crumb, enfocadas sobre artistas de blues y de jazz. Al mismo tiempo, otro proyecto fonográfico de Perls está a punto de nacer: Blue Goose.

Un ganso melómano

En 1970 emerge un sello tan breve como apasionante, Blue Goose, un proyecto que sigue los pasos de Yazoo, pero con una diferencia central, su catálogo lo constituyen músicos vivos. Se mantiene el amor por la música tradicional estadounidense (ragtime, blues, country, boogie woogie, hokum, zydeco) y se dan a conocer muchos talentos, algunos conocidos y otros no tanto, la mayoría entrevistados por Perls en la sala de su casa en West Village. El talento blanco estaba ilustrado por gente como: Graham Hine, Roy Bookbinder, Roger Hubbard, John Miller, Jo Ann Kelly, Alan Seidler, Fats Kaplin, Rory Block, Steve Mann, el mago Roy Smeck, Dave Jasen y Robert Crumb con su banda Suit Serenaders, (el propio Nick Perls tocó la guitarra en varias ocasiones como músico invitado).

Por el lado de la gente de color, sobresalían Larry Johnson (el primero del catálogo), John Lewis, Bill Williams, Tom Shaw, Yank Rachell, Shirley Griffith, Dave Mann y los legendarios, Sam Chatmon (ex Mississippi Sheiks) y Son House (maestro del slide y fuente de inspiración para Robert Johnson, Muddy Waters y Howlin’ Wolf). Encontar un ejemplar original de Blue Goose en vinil es sumamente raro, debido a que los tirajes fueron cortos, mientras que las ediciones en CD solamente se enfocan en artistas específicos. Seguramente los proyectos musicales de Nick Perls hubieran continuado de no enterarse de una trágica noticia, estaba contagiado de SIDA.

Esta realidad acelera varias polémicas decisiones, como el hecho de vender Yazoo a la esotérica Shanachie Records de Nueva Jersey, con la promesa de mantener su catálogo original e impulsar muchas otras reimpresiones. Blue Goose termina de forma drástica, aunque su poco pero valioso material es muy apreciado por los fans.

El desenlace de Perls es previsible, su homosexualidad no se conocía, pero él mismo se encargó de apuntalarla, por ejemplo, paseándose del brazo de uno que otro galán. Sin embargo, pese a los escándalos de su vida personal, la muerte de Nick Perls, ocurrida el 22 de julio de 1987 a la edad de 45 años, provocó fuertes lamentaciones en la promoción cultural estadounidense. Chris Strachwitz, productor, investigador y propietario de Down Home Music de El Cerrito, mostraba su preocupación porque un tesoro musical como el catálogo de Yazoo, quedara desprotegido o en las manos equivocadas.

Con gran tristeza me enteré de la muerte de Nick Perls. Lo traté dos veces: primero en 1972 mientras visitaba al Reverendo Gary Davis y su esposa, y después en 1975, cuando mi esposa y yo estábamos de gira con Roy Bookbinder (a quien Nick grabó recientemente). En ambos casos, Nick se mostró acogedor y generoso con sus regalos de álbumes. Anteriormente le había escrito en muchas ocasiones pidiendo ayuda e información acerca de sus discos y artistas. Él siempre respondió y nunca se negó a ayudar. Fue su bondad y generosidad lo que me llamaron la atención. Sus discos de Yazoo son formidables y su contribución para que valoremos esta música no tiene discusión“, llegó a puntualizar este grande de la promoción cultural, Chris Strachwitz.


Revenue Man Blues – Charley Patton


Milcow´s Calf Blues – Robert Johnson


Banana Man Blues – Memphis Minnie