La Poesía Tiene Su Norma

Cuando gustes… ¡aquí estoy!

Cité a la tristeza y también convoqué al sentimiento,

tuve un desencuentro con los dos,

harta les dije que llamaría al corazón,

y de plano ese trío, de mí se burló.

En un momento que tuve de lucidez,

se me ocurrió llamar a la razón,

uff querida amiga,

qué gusto de verte y saludarte, ¡le dije yo!

Vaya que hacía falta platicar contigo,

ya que estos tres amigos que hoy cité,

sólo me dieron disgustos, pena y dolor…

Ellos no son los culpables, me dijo la razón…

aquí el culpable es quién se permitió entrar en su juego,

lo detectó y no se alejó,

o quien permitió sufrir, cuando la vida es para reír…

Lo ideal es que con ellos no te hubieras juntado,

pero te encanta ser su amiga,

su cómplice de sus fechorías…

Ellos aprovechan cualquier situación,

y tú les diste importancia.

Como insensata caíste, y participaste con ellos en su juego,

y ahora quieres que yo te componga tu error…

La tristeza, el sentimiento y el corazón,

hacen grandes orgías y reuniones,

se mal compartan, seducen gente para tomarla de la mano,

 y tirarla al pozo del desencanto en su relación…

Yo que soy la razón, te pido de favor,

no me vuelvas a llamar mientras estoy en horas de trabajo…

Atendiendo a mujeres e individuos,

que sí, me valoran y por mi sensatez imploran…

Ahora con tu permiso me voy,

ahí cuando entiendas que el amor,

es tener paz, más no tristeza,

tener armonía y comunicación,

lealtad más no conflictos…

Y que sientas confortable tu corazón, ¡me llamas!,

sabes que ya tienes experiencia, y la has dejado siempre botada…

Yo si soy tu amigo,

el que has rechazado y que te podría haber evitado que hoy,

derrames una lágrima en tus ojos,

 por el desamor y la decepción.

Pero no te preocupes, aquí estoy,

cuando gustes caminamos juntos y de la mano…

Atte: La Razón.



Música de fondo, “Blues ‘Fore Down” de Jimmy Thackery