Blues a la Carta

Eric Clapton en Chicago 2022

No es un secreto que uno de mis principales ídolos del rock y blues es Eric Clapton. He seguido muy de cerca su larga y exitosa carrera, prácticamente desde sus inicios. He comprado la mayoría de sus discos oficiales, sus videos de conciertos, documentales, y algunos libros con su música, historia y fotografías. Y de todos esos años de ser un fan apasionado y fiel, a pesar de algunos momentos oscuros en su trayectoria, solo he tenido la oportunidad de verlo en vivo en tres ocasiones.  

La primera vez, sucedió durante su única presentación que ha tenido en México, justo en el Foro Sol de la Ciudad de México, el 19 de octubre de 2001, durante la última fecha de su gira por Latinoamérica, Reptile Tour. Disfruté mucho uno a uno, los 18 temas que interpretó: 1. Reptile; 2. Got You On My Mind; 3. Tears In Heaven; 4. Bell Bottom Blues; 5. Change The World; 6. My Father’s Eyes; 7. River Of Tears; 8. Going Down Slow; 9. She’s Gone; 10. I Want A Little Girl; 11. Badge; 12. Hoochie Coochie Man; 13. Stormy Monday; 14. Cocaine; 15. Wonderful Tonight; 16. Layla; 17. Sunshine Of Your Love; y 18. Somewhere Over The Rainbow.

La segunda ocasión, ocurrió casi 18 años después en Texas, en el marco del Crossroads Guitar Festival 2019, en el American Airlines Center de la Ciudad de Dallas, el viernes 20 de septiembre de 2019. Fue ni más ni menos que en el encantador set acústico, acompañado por Andy Fairweather Low, Nathan East, Steve Gadd, Chris Stainton, Jamie Oldaker y Pedrito Martinez, interpretando: 1. Circus; 2. Nobody Knows You When You’re Down and Out; 3. Tears in Heaven; 4. Wonderful Tonight; y 5. Lay Down Sally. La breve pero emotiva presentación tuvo sin duda, uno de los mejores momentos y el mejor sonido de la noche. Y también apareció después como guitarrista invitado en el set de Peter Frampton para interpretar: While My Guitar Gently Weeps.



Mi tercero y más reciente encuentro con el “Mano Lenta”, ha ocurrido hace apenas unos días en la “Ciudad de los Vientos” … ¡Qué grato fue estar de regreso, tan pronto en Chicago! Viajar alrededor de 3,000 kilómetros, e invertir unos cuántos cientos de dólares, ha sido una experiencia sumamente emocionante y enriquecedora.

Primero, porque pasear por las calles y lugares de esta gran ciudad, siempre resulta reconfortante e inspirador. Caminar por los bellos jardines y calles del downtown; tomarse la foto en los espacios icónicos; admirar desde las alturas el lago Michigan, el río Chicago, los espléndidos y relucientes edificios; visitar sus interesantes museos; deleitarse el paladar con sus tradicionales y muy norteamericanos manjares; comprar los souvenirs para los seres queridos; trasladarse en su eficiente transporte público; e incluso darse el tiempo para visitar la legendaria compañía discográfica Delmark Records… ¡no tiene precio!

Segundo, porque asistir a un concierto de Eric Clapton en estos tiempos difíciles, siempre será un sueño hecho realidad que permanecerá para siempre grabado en nuestra memoria. Una brillante presentación, de tan solo siete que ha ofrecido Eric en tierras norteamericanas en este año 2022 de postpandemia (una en Columbus, una en Detroit, dos en Chicago, una en Boston y dos en Nueva York). Después de que habían pasado un poco más de diez años de no presentarse en Chicago, desde aquella edición del Crossroads Guitar Festival, llevada a cabo el 26 de junio de 2012.

Llegó el momento de partir hacia el concierto, justo la tarde del martes 13 de septiembre, caminando un par de cuadras desde el Travelodge Hotel a la estación Harrison de la Red Line del Metro. De ahí dos estaciones para bajar y transbordar hacia la Blue Line en la estación Jackson. Para seguir por cinco estaciones más hasta la Illinois Medical District, y caminar otras 3 o 4 calles por la avenida Damen. Y llegar, finalmente, al suntuoso y cómodo United Center, sede oficial de los equipos: Chicago Bulls (basquetbol) y Chicago Blackhawks (hockey).

El concierto

Casi una hora antes de la señalada como inicio del evento, ya me encontraba cómodamente instalado en mi lugar, después de recorrer parte del interior del inmueble y de haber adquirido un par de souvenirs para la colección particular. Entonces, justo a la hora señalada en los boletos, las luces del inmueble se apagaron para dar paso al grupo abridor: la Jimmie Vaughan Band con The Texas Horns.

Una buenísima actuación de cincuenta minutos con ocho temas de rock blues y un poco de jazz, que sirvieron para calentar motores, y quedar a punto para lo que sería una inolvidable velada: 1. D/FW; 2. Roll Roll Roll; 3. Dirty Work at the Crossroads; 4. I Ain’t Never; 5. Frame for the Blues; 6. Silly Dilly Woman; 7. Texas Flood; y 8. The Crawdl. Desde mi punto de vista, el momento culminante, fue la poderosa interpretación de la conocida pieza, Texas Flood.

Hablando de minutos, a continuación me tocó ver unos de los 110 más emocionantes de rock y blues en mucho tiempo. Eric Clapton: guitarras y voz; y su banda estaba en el estrado para deleitarnos como solo ellos saben hacerlo, Doyle Bramhall II: guitarras y armónica; Nathan East: bajo, contrabajo y coros; Sonny Emory: batería; Chris Stainton: teclados; Paul Carrack: órgano y voz; Katie Kissoon: coros y percusiones; y Sharon White: coros y percusiones.

Lista de temas: 01. God Save The Queen; 02. Tearing Us Apart; 03. Key To The Highway; 04. Hoochie Coochie Man; 05. River Of Tears; 06. I Shot The Sheriff; 07. Long Distance Call; 08. After Midnight; 09. Nobody Knows You When You’re Down and Out; 10. Layla; 11. Tears In Heaven; 12. Badge; 13. Wonderful Tonight; 14. Crossroads; 15. The Sky Is Crying; 16. Cocaine; 17. High Time We Went con Jimmie Vaughan.

El pulso cardíaco estaba a lo máximo permisible, cuando la banda inició su versión instrumental de God Save the Queen, sin duda, realizada en homenaje a la reina Isabel II, recientemente fallecida justo el día de inicio de la gira de Clapton en Estados Unidos, el pasado 8 de septiembre. De ahí, al primer pop rock de la noche, Tearing Us Apart, que encendió la mecha y puso de pie a la mayoría del público, resultando una ardiente interpretación que dejó lista la expectativa para el siguiente tema, el primer blues. Sí, este lugar correspondió a Key To The Highway, una pieza que hizo recordar indudablemente, la versión que grabó junto a B. B. King en su disco: Riding With The King.

Así las cosas, el siguiente platillo fue ‘una sopa de su propio chocolate’, por así decirlo, Hoochie Coochie Man de Willie Dixon y que hiciera famosa, el Rey del Chicago Blues, Muddy Waters; sonó suprema en voz y guitarra de Eric; quién con una fuerza y tesitura vocal impecable, logró emocionarnos hasta las lágrimas. Con la balada River Of Tears, el público regresó a sus asientos para escuchar atentamente la perfecta interpretación, con cierta tendencia a los sonidos limpios y la reverberación limitada, que dio forma a las notas y las hizo sonar más grandes de lo que eran a través de la habilidad del artista en la moderación y los matices a lo largo del tema. La primera parte eléctrica, culminó con la rítmica y ya muy propia versión al reggae de Bob Marley, I Shot The Sheriff, la cual volvió a los fans a las andadas desprendiéndonos de las butacas.

Entonces, se vino la sección ‘electroacústica’ de la noche, una cierta reminiscencia de su afamado “Unplugged’”de 1992, que por cierto, está cumpliendo 30 años de su lanzamiento. Pero que también, suena fresco por la reciente publicación de su material con esa característica acústica: “The Lady In The Balcony: Lockdown Sessions” del 2021. Esta parte se compuso por cinco temas: Long Distance Call de Muddy Waters, un clásico Chicago blues, en Chicago. Una breve y sencillamente sensacional, After Midnight de JJ Cale. La antigua, pero bella y atemporal: Nobody Knows You When You’re Down and Out, que sigue siendo una de mis favoritas. Otra por el estilo, Layla; y la infaltable ganadora del Grammy, Tears in Heaven, que incluyó algunas notas en el órgano de ‘A Whiter Shade of Pale’ de Procol Harum.

La tercera parte del concierto, segunda eléctrica, arrancó con una potente Badge, esa bonita joya musical que construyó junto con su amigo de muchos años, George Harrison. Otra pausa enérgica llegó con, Wonderful Tonight, pero no menor, que arrancó varias ovaciones por su extraordinaria ejecución, tocando con engañosa facilidad y disciplina aprendida, y mostrando un arsenal de herramientas: control, ritmo, técnica, suavidad y pureza. Se asomaba el final, pero antes, algo del legendario Robert Johnson, Crossroads, en su muy propia y explosiva versión. Llegó el tiempo del jam, con The Sky Is Crying de Elmore James, en donde les permite a los miembros de su banda mucho espacio para brillar, pero en un tema que culmina manteniéndose como el centro de atención.

El tiempo se ha pasado como un suspiro, y la pieza final, Cocaine, transcurre con un público entregado a la banda, y sin exageraciones a Clapton por supuesto, por darnos la oportunidad de verlo entero, en lo que posiblemente sean unas de las últimas actuaciones de su vida. El sueño se ha hecho realidad, el esfuerzo por estar ahí, ha valido 100% la pena. Los artistas regresan a la tarima para culminar el concierto con High Time We Went, enérgica pieza en la que se incorpora Jimmie Vaughan para redondear aún más la resplandeciente noche llena de nuestros ritmos consentidos: de rock y blues, hermanados en una mezcla mágica que nos ha dejado un súper agradable sabor de boca.