Nacidos Bajo Un Buen Signo IV
Atmósferas densas o vivaces, panoramas oscuros y otros luminosos, golpes secos al oído, murmullos acústicos, todo eso y mucho más es posible encontrar en el Volumen IV del acoplado Nacidos Bajo un Buen Signo. El proyecto de nuevo rinde tributo a su carácter antológico pues en sus 16 temas reúne el trabajo musical de siete estados de la república, como Monterrey, Zacatecas, San Luis Potosí, Michoacán, Sonora, Querétaro y la Ciudad de México, con el eje común de la originalidad y de la producción artística de primer orden.
Por fortuna su aparición encaja con el ambiente vigoroso y creativo tan característico de las bandas nacionales que buscan producir blues en nuestro país, de unos años a la fecha, cada una con su propuesta particular, su lucha y sus logros, su búsqueda incansable. Para cada gusto y para cada intención, el disco ofrece propuestas concretas y variadas: en español y en inglés, clásicas o con tendencia rockera, tranquilas o devastadoras, siempre con una ejecución técnica sumamente cuidada. Porque lo cortés no quita lo valiente.
Según mi óptica, las piezas del álbum que pueden ser hits -si es que ese término puede aplicarse a nuestro pequeño movimiento bluesero- son dos: “Psicodelia”, de la Rumorosa Blues Band queretana, y “Mi María”, de Beto’s Blues Band, originarios de San Luis Potosí. Igual podrán ser las piezas triunfadoras de cualquier concurso de blues original.
La primera es una pegajosa y poderosa melodía bailable, con mensaje esotérico (“Estar arriba es mejor” constituye un estandarte no sólo de buenas intenciones, sino de la posibilidad de “aprender a volar” para separarse del resto), voz bien impostada, y acompañamiento de factura emocionante, una producción digna de haber salido de cualquier país anglosajón. “Mi María”, por su parte, tiene el valor agregado de abordar un tema de punzante actualidad: el feminicidio. Empieza de modo suave y jazzeado y va subiendo de intensidad lo mismo que su letra y su demanda, es un desgarro auditivo, un fuerte reclamo social que utiliza el blues moderno como vehículo.
Siguiendo con los temas, “El blues del amor en vano”, una clásica tonada con Moan Blues de Zacatecas; “El pacto”, es de sonoridad acústica -el slide fantasmagórico destaca en primer plano- y con una clara referencia a los pactos satánicos. Sin duda, es una buena aportación del grupo Los Blueserables de San Luis Potosí, y que seguramente le gustará a mi amigo Emilio Franco, un especialista mexiquense en estos temas de guitarra. “Six Days” de Rhino Bluesband, solamente pudo ser grabada y pensada por un inglés como Phil Daniels. El sonido delicado fluye entre la bruma, es casi etéreo, casi puedo evocar en sus notas a Danny Kirwan. Es un suspiro eléctrico tranquilizador.
Las mujeres también levantan la mano en esta producción. Desde Monterrey, Raquel Sirena Esquivel lanza un fuerte lamento, unos versos sentimentales estructurados como solamente ella puede hacerlo. El arreglo entero fue pensado para ponderar su voz, me refiero a “En la última nota”. Por otro lado, “Estoy aquí”, de Big Danny’s Blues Band, resulta bastante agradable, básicamente por una instrumentación bien hecha, con una armónica siempre a tiempo y sin alardes exagerados, y un requinto cumplidor e imaginativo. Es una propuesta en la ruta de alcanzar otros peldaños.
El que destila plena madurez es el regiomontano Fonzeca. Sus dos temas lo confirman. El primero “All your love is not enough”, en compañía de la Caja de Pandora Project, abre el disco de manera hermosamente oscura, machacante, con guiños de Cream y explosión sonora que invita al baile. El segundo, “Drafts from a traveling soul” muestra un rostro distinto, tranquilo pero amenazador, lúgubre, con un slide distorsionado que parece haber emergido de alguna fosa, lo mismo que la voz, profunda y lejana.
El bloque restante de canciones, son de gusto ecléctico. En dos de ellas se prioriza la letra: crónicas emotivas del diario acontecer del ciudadano común, con sus desengaños, sus pequeños triunfos y su punto de vista sobre la persona amada: “Infrahumano Blues” de Perikles y La Impredecible Blues (CDMX); y “A special bond“, de Chris Sánchez Blues Band, en ambos casos la guitarra líder alcanza niveles superlativos. Otro par está enfocado en la simple y llana melodía instrumental: “Vudú Blues”, de Chevaliers de Rosete –CDMX- y “Cuando me vaya”, de la Cultura Blues Project capitalina, dos oscuras gemas acompasadas que nos ofrecen un respiro para el vaivén sonoro característico del resto del álbum.
El toque funky lo presenta El Callejón Blues Band de Querétaro, con la disfrutable “Fiera de blues”, una vibrante tonada cuyo rasgo característico es la voz femenina, pero también el punto de vista ídem sobre tópicos de actualidad en nuestra sociedad. Por último, dos canciones finamente estructuradas otorgan el cerrojazo para un álbum que no tiene desperdicio: “To be in love”, de T44 Blues Band de Monterrey, y “Olvídate de ayer” de Obregón Blues Band, grupo originario de la fronteriza ciudad que lleva el mismo nombre. Una, lenta y desgarradora, otra, amena y bailable, el contraste adecuado para disfrutar de este proyecto honesto y luminoso, que cada vez alcanza niveles de orgullo: Nacidos Bajo un Buen Signo, y sus distintos grupos participantes.
¡Enhorabuena!
Texto por Luis Eduardo Alcántara
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