Editorial

Microcuento de hadas

¡Cenicienta!, ¡Pinocho!, ¡Aurora!, ¡Macario!, ¡Harry!, ¡Frodo!, ¡Luke!…

¡Brian Epstein está muerto!

Tres amigos, Juan, Pablo y Jorge, se fueron a trabajar a un país vecino con la meta de hacerse ricos y famosos, trabajaron día y noche en el país extraño, lo único que lograron fue hacer bien su oficio pero fama y fortuna no las consiguieron, regresaron a su país con una mano adelante y otra atrás, a Jorge lo deportaron por no reunir las condiciones para trabajar en ese país (al parecer era indocumentado); Pablo y Juan, poco después, regresaron a su cantón, desilusionados y muy flacos; buscaron a Jorge y se propusieron a talonear en un sótano, haciendo lo que sabían hacer mejor.

Al poco rato un chavo, que le decían El Brayan, andaba buscando una banda para que le hicieran una chamba, cuando los encontró les propuso hacerlos ricos y famosos; empezó a promocionarlos, hizo que se bañaran, que dejaran de hablar con la boca llena, que se vistieran decentemente, les presentó gente que podía hacer que mejoraran en su oficio; al mismo tiempo contacto a sus amigos y a más gente influyente, a los que les aseguro que sus protegidos eran la puritita neta y podían hacerla gacha y tener genere, si los apoyaban y los promovían.

Por su parte un compañero de escuela de Juan fundó una revista para promocionarlos y así otros empresarios los conocieron y los buscaron para contratarlos. Al cabo de un año Juan, Pablo y Jorge ya habían invitado a su carnal Ricardo y así se convirtieron en una franquicia muy exitosa y pudieron realizar sus sueños.

Pero cuando estaban en la cima del éxito y la fortuna… ¡que se muere El Brayan de un pasón! Nuestros amigos se quedaron sin padrino, sin guía, y anduvieron y buen rato sacados de onda, hasta que aprendieron a valerse por sí solos.

Moraleja: Las hadas madrinas no existen, no salvan el día, no realizan lo imposible con su varita mágica; lo que sí existe es la perseverancia, las ayudas y apoyos son muy importantes, pero si no haces cosas para tu bienestar vas a valer…

El músico que se considere dependiente del sistema, siempre lo será.

Alex Mercado

Pianista de Jazz

La ideología del Hombre conformista: no cree ya en su talento o, más bien, ha dejado de “realizar” su superación, y aspira a la satisfacción absoluta en la tierra, pero quiere obtenerla inmediatamente, es decir, sin haber hecho el esfuerzo de la acción negadora del status quo, necesaria para la transformación real del Mundo dado natural y social, hacia un Mundo donde la satisfacción inmanente del individuo deviene realmente posible. La primera transformación ocurre, cotidianamente en el mismo músico, enfocando sus objetivos como artista con pasión y dedicación (de otra manera no tardaremos en ver a bluesistas “versátiles”), para después trascender a creadores no sólo de propuestas estéticas sino organizadores y promotores directos de lo que deseamos y nos gusta hacer a la vez que generadores de riqueza.

Lo que se hace a medias estropea el todo.

Friederich Nietzche

Así habló Zaratustra 

Es importante recibir una retribución digna por tocar, es el camino correcto, es más, en Cultura Blues nos oponemos y protestamos por tener que tocar gratis, hemos invertido tiempo y dinero en nuestra formación, en mejorar nuestra técnica, nuestro equipo e instrumentos; pero no podemos permitirnos ser músicos wana be, regalando nuestro talento ad honorem, con tal de hacer lo que nos gusta por amor al arte y nada más o para que al final de la tocada nos digan: “no se juntó suficiente dinero” o “a esta banda toca menos de lo que les prometí porque no son los organizadores”; ni empleados, sujetos a los vaivenes del capricho del “patrón”, sino de las leyes del mercado (a mayor demanda mayor valor y viceversa), debemos reenfocar este esquema de relación patrón empleado, muy parecida, a veces, a la relación del amo y esclavo (Ver Heidegger o Kojeve) en la que la explotación crece inversamente proporcional al bienestar de los músicos con el consiguiente deterioro y estancamiento creativo de las bandas. Es necesario abandonar esa actitud pasiva de estar esperando la llamada o el E-Mail o la bondad samaritana del empresario (que siempre va a llamar a los que atraigan más gente). Es necesario establecer un plan individual o colectivo para generar las oportunidades.

La oferta genera la demanda.

Frida Saal

Psicoanalista

Parafraseando a Alex Mercado: grabar discos, promocionar tocadas, establecer intercambios, cultivar relaciones públicas y no mandarlas por un tubo de por vida porque las condiciones no nos parecen y, sobre todo, estudiar y prepararnos lo mejor posible, para que lo que ofrezcamos tenga calidad, pero sobre todo veracidad. Lo anterior ya lo estamos haciendo, mas, las exigencias del modelo actual del sistema se resumen en lo siguiente:

  1. Considerar nuestro quehacer musical literalmente como una empresa que necesita inversión continua.
  2. No sólo de pasión, que constituye la esencia que mantendrá en pie por mucho tiempo nuestra presencia sino de la materia prima para la elaboración de nuestra propuesta.
  3. Formar e informar a nuestro público.
  4. Mucha más publicidad para dar a conocer nuestras propuestas.
  5. Calidad para sustentarlas.
  6. Relaciones públicas y humanas para poder hacerlas crecer.

La cotización del producto y el retorno de la inversión vendrán como consecuencia y serán congruentes con el esfuerzo realizado. Cada presentación es como un adoquín más en el camino y es una oportunidad más para crecer, esperando que se realice dentro de un marco de condiciones muy favorables, mismas en las que habremos opinado y acordado lo que más nos convenga como artistas.