Huella Azul

Entrevista a Luiz Márquez de The North Sea Coyotes

El articulista Antonio Malacara lo describió así… “Márquez impresionaba a todo México como saxofonista y armoniquero del grupo Árbol. Con una sensibilidad desbordada y pacheca atacaba los sonidos del boogie y el rhythm & blues como ninguno.

Árbol era un jam perpetuo, una sesión permanente en la que la improvisación era la razón del ser y el estar. Nunca grabó un solo disco, pero su influencia ha trascendido hasta nuestros días”.

De esta visión ha pasado mucho tiempo, y dentro de este tiempo, Luiz Márquez ha prodigado su talento por más de treinta años en tierras europeas. Avecindado en la ciudad de Gante, Bélgica, creó el proyecto Mezcal, donde fusiona el jazz con el sonido de instrumentos prehispánicos. A través de esta experiencia, Márquez logró una significativa repercusión en varios países de Europa.

Una propuesta más de Luiz Márquez es la que ofrece con la banda “The North Sea Coyotes”, en la que junto con el músico belga Bruno Deneckere, crea una mezcla de country blues & new folk con la cual derrochan talento.

Les presentamos a continuación una entrevista con este gran músico mexicano.

CB: Cuéntenos de sus inicios como músico, ¿quiénes han sido sus maestros?

LM: La música ha estado dentro de mí desde que llegué a este mundo, recuerdo a mi abuelita y a mi mamita con sus hermosas voces siempre cantando y estoy seguro que ellas han sido mis más grandes influencias. También me acuerdo de los tres primeros acetatos que compré: Stand Up de “Jetro Tull”,  Hot  Rats de “Frank Zappa” y Javier Bátiz and the Famous Finks.

Así comencé a escuchar música, al mismo tiempo también disfrutaba con otros amigos los LPs de;  Janis Joplin, Cream, Traffic, Doors, Rolling Stones, Crosby, Still & Nash, etc. Después como cualquier chavo me gustaba ir a tardeadas y conciertos, y tuve la fortuna de escuchar a “Canned Heat” en  un concierto que ofrecieron en CU y allí nació mi interés por la armónica y el estilo.
 
Por el saxofón, fue en un concierto en el centro de la ciudad de México, exactamente en la calle de Gante y 16 de Septiembre en donde tuve la oportunidad de escuchar por primera vez a “Love Army“, una banda procedente de Tijuana y que contaba con una sección de metales, dos saxofones recuerdo (El Blue –QEPD-, en el alto y el Muerto en el tenor), fue la expresión del alto la que me motivo a tomar ese instrumento.

Gracias al amor de mi abuelito que era un gran hombre, fue quien me compró mi primer saxofón y pude comenzar a dar mis primeros pasos en este mundo de sonidos, tocando por aquí y por allá, donde hubiera la oportunidad de palomear. Ingresé a la Escuela Nacional de Música cuando esta estaba en Mascarones y allí conocí más músicos: Luis Pérez, Héctor Alcázar, Arturo Cipriano, Jorge Reyes (QEPD), los hermanos Gaytán, etc.
 
Por ese entonces se formó una banda llamada “Banda Sinfónica Juvenil de la Ciudad de México”, bajo la dirección del Maestro Zacarías Segura (QEPD), quien fuera director musical del ballet folklórico nacional. (Con ésta ensayábamos en el metro San Cosme junto a la Escuela Nacional de Música). El Maestro Zacarías además de ser un gran hombre era un excelente músico, muy completo y muy preparado. Él nos enseñó a valorar nuestra riqueza cultural. El programa de esta banda estaba compuesto en dos partes; la primera eran piezas semi clásicas y marchas, la segunda consistía en piezas de diferentes culturas de origen pre hispánico ejecutadas con instrumentos étnicos mesoamericanos; caracoles marinos, conchas de tortuga, flautas de carrizo, sonajas y teponaztles. Algo fascinante que al momento no asimilé y lo deje de lado por un tiempo para adentrarme en el estilo que me encantó desde que escuche a “Canned Heat” ¡el blues y el boogie!

Recuerdo que pasaba horas escuchando a Paul Butterfield, James Cotton, Charlie Musselwhite, Alan Wilson, etc.También recuerdo que estando en la Escuela Nacional de Música, un compañero trombonista me invitó a tocar con una banda de rock de los 50: Los Teen Tops, quienes junto con otros grupos de ese tiempo como los Rebeldes del Rock y los Locos del Ritmo, tenían un espectáculo llamado los Grandes Años del Rock ’n’ Roll, que presentaban en  teatros, auditorios y plazas de diferentes ciudades de la república. Para mí este fue mi primer trabajo profesional, todas las condiciones; músicos profesionales, buena paga, buenos lugares. En cierta ocasión recuerdo estábamos tocando en el Teatro Ferrocarrilero y allí llegó Julio Spínola, un guitarrista que había conocido en uno de los palomazos a los que asistía, al terminar el show se acercó al escenario, me saludó y me dijo que estaba tocando con una banda de rhythm and blues que sonaba muy suave y que si no me interesaba ir a tratar, le dije que sí y al día siguiente estábamos en el jam, el sonido de la banda me prendió y me dije “este es mi camino”.

La banda se llamaba “Árbol”, así que fui a dar las gracias a los Teen Tops, que no creían que yo pudiera dejar esa oportunidad por algo tan subterráneo, pero así fue mi decisión por el underground.

Con Árbol nunca grabamos un disco porque no nos interesaba, solamente queríamos tocar, estar en el jam permanente. Nosotros crecimos con los hoyos funkys, en el tiempo en que se satanizó al rock en México, después de Avándaro, cuando teníamos que tocar en las orillas de la ciudad en bodegones.

Todos los que se digan rockeros y conozcan del movimiento de rock en México podrán dar fe de la banda que estaba formada por Alex Anaya –bajo (QEPD), Víctor Manuel Illarramendi- batería  y Julio Spíndola -guitarra, seguramente que los bluseros de la vieja guardia si nos recuerdan bien. Con el tiempo muchos músicos se acercaron a compartir con nosotros; Lalo Toral, Luis Rojas, Luis Pérez, Cesar Cal, Billy Valle, Polo Ladrón De Guevara, etc., (perdón por los nombres que no mencione, la lista es grande).

Después de Árbol formé un ensamble poco convencional  “Ebbó”, con el que participamos en el primer concurso nacional de Jazz organizado por la Universidad Autónoma de México, quedando entre los finalistas. Era una banda con 7 saxofones, 2 trombones, 2 trompetas, piano, batería, guitarra, bajo y percusión. No era el clásico big band, era un concepto más vanguardista, estaba más inspirado en Sun-ra a quien había escuchado en un concierto en la Nacional de Música y en Bellas Artes.

Respecto a mis maestros, es una lista muy grande porque aún sigo aprendiendo de mucha gente.

CB: En su biografía se destaca como multi-instrumentista, ¿qué instrumentos ejecuta aparte del saxofón y la armónica?

LM: Los instrumentos que ejecuto aparte de los saxofones y la armónica, son básicamente los instrumentos mesoamericanos de origen prehispánico. Como mencioné anteriormente, el formar parte de la banda del maestro Zacarías Segura, abrió un horizonte en mi perspectiva musical. Así invertí  varios años en la investigación y el estudio de los instrumentos y las culturas mesoamericanas. Esto me dio la oportunidad de desarrollar técnicas y valorizar las riquezas de otros instrumentos musicales tales como: los caracoles marinos, las flautas globulares, los silbatos, las flautas de barro y diferentes tipos de percusiones procedentes de ese gran legado que nos han dejado las grandes culturas de nuestro México. También toco diferentes flautas de origen sud americano.

CB: ¿Además de The North Sea Coyotes, en qué otros proyectos ha participado?

LM: He participado en bastantes proyectos, pero básicamente en los que yo he creado. Al llegar a Europa tuve la fortuna de conocer y trabajar con gente muy intensa dentro del blues y el soul. Uno de estos fue Chris Whitley, gran cantante y compositor, además de increíble ejecutante de dobro . Otro músico con quien trabajé en una de sus giras por Europa fue Rufus Thomas, esto fue algo especial y un juego del destino. En ese tiempo yo tocaba en una banda de blues junto con otros músicos de la costa y uno de ellos conocía al manager de Marvin Gaye, este era el manager que llevaba los artistas de soul y de rhythm and blues a Europa.

Este colega que me invitó me comentó que estaban buscando dos saxofonistas para acompañar a Rufus en su gira por Europa y que la banda se formaría en Bélgica, los ensayos serian en Bruselas con otros músicos americanos y le respondí “allí estaré”; así ensayamos una semana antes de la llegada de Rufus.

Para mí fue algo mágico, porque cuando decidí tocar el saxofón me encontraba en la calle de Gante y nunca imaginé que un día me encontraría viviendo en la ciudad de Gante, en el país del inventor del saxofón. Otro símbolo fue que en uno de los tres primeros LPs que compré, el de Javier Bátiz tiene una versión de  “Walking the dog” de Rufus y una de las primeras piezas que toqué en el saxofón fue “Do the funky chicken”, también de Rufus. Fue increíble cómo el destino me llevó a estos momentos. También a lugares muy importantes e interesantes. Por este tiempo comencé con mi proyecto al que le he dedicado mi energía.

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CB: ¿Por qué decidió emigrar a Bélgica, cómo han sido todos estos años en Europa?

LM: Mi esposa es artista, coreógrafa y en ese tiempo trabajaba para la Universidad de Londres escribiendo los movimientos de diferentes danzas étnicas en varios países de los diferentes continentes, le conocí en Mazatlán y nos casamos en México. Ella me animó para venir a Europa, normalmente tenía planeado ir para New York con Julio el guitarrista de Árbol, pero pensando en la propuesta de mi mujer, estaba muy interesante para mi estar en Europa y más en Gante pues las distancias a otras ciudades no son tan largas; a Ámsterdam son 2 hrs. 20, a Paris 3 hrs., a Londres 4 hrs., a Colonia 2 hrs. 45, como te darás cuenta estás en el centro del movimiento.

No me quejo a Dios gracias las cosas marchan, hasta ahora cuento con diez CD’s con mi música además de composiciones que he realizado para museos como el de Arte e Historia de la ciudad de Bruselas o el MAS museo de la ciudad de Amberes. También he musicalizado documentales, compuesto música para obras de teatro y espectáculos de danza aparte de mi colaboración en otras producciones. Eso sí, tengo que trabajar muy duro porque yo no hago nada comercial y tú sabes que si el tener tu grupo y concepto en tu tierra es difícil, en otro país con tanta concurrencia es lógico que es mas mucho difícil la cosa. Pero ahí seguimos en la batalla “With a little help from my friends”.

CB: Háblenos sobre The North Sea Coyotes, ¿Cómo surge el grupo, quiénes lo conforman?

LM: “The North Sea Coyotes”, es un colectivo de músicos que puede variar desde un dúo a un ensamble más grande. Lo único que se respeta es trabajar dentro de una línea que es: blues, country blues, rock, folk & rhythm and blues.  Este concepto lo comencé hace algunos años, siempre como algo alterno, al principio con un ensamble muy clásico  (guitarra, batería, bajo, sax & voz), y después más acústico. Recuerdo que la primera vez que fuimos a México al Ruta 61, fue hace cuatro años y  llegamos como trio con; Bruno Deneckere en la guitarra y la voz, mi hijo Renato en el violín, y yo en el saxofón y la armónica.

Para el segundo año fuimos Bruno & yo, el tercer año Bruno, tres amigos de México (Christian  Jiménez -piano, Chumyno Guardado -bajo, Xavier Soto -batería) & yo. El año pasado hemos ido Bruno Deneckere, Nils De Caster & yo.  Como te darás cuenta el proyecto cobra vida una vez al año pero todo  depende de lo que se presente.

Como se trata de un colectivo y cada uno tiene su propio proyecto, nos juntamos para hacer algo juntos siempre que hay la oportunidad. Se puede fácil formar una banda porque nos conocemos y tocamos juntos bastantes veces y como la base es la improvisación, esto lo hace más orgánico y libre en cierta manera. Desde el tiempo de Árbol siempre me gustó ese jam, y con estos hermanos lo hacemos igual, hay temas pero la pieza nace en el momento mismo.

CB: ¿De qué forma definiría el sonido de The North Sea Coyotes?

LM: A este momento y como trio lo podría definir como una fusión de country blues, new folk & jazz.

CB: ¿Cómo se vive la cultura del Blues en Bélgica?

LM: Hay un movimiento bastante fuerte, por aquí pasan muchas bandas. Las inglesas (muy buenas), americanas y holandesas; además de las nacionales que suenan como cualquier banda americana.

CB: ¿Cómo percibe la actividad del Blues en México?

LM: He visto que hay varios festivales y lugares para tocar. El blues siempre ha sido bien aceptado en México. Hay que recordar que por los años 60s estábamos a la vanguardia en el rock en América Latina y en los 70s también seguíamos, tal vez por nuestra situación geográfica y la migración hacia USA. Algo muy importante es que tenemos grandes músicos pilares del blues tales como: Horacio Reni, quien fue el primer artista mexicano en firmar para Alligator Records de Chicago un álbum que se tituló “Blues Goes to México”; Fito de la Parra con “Canned Heat” -ese drive en la batería, ¿cuántos bateristas lo tienen?, (estoy hablando de rhythm and blues & boogie). Javier Bátiz, cuando escuchas su álbum con sus Famous Finks, no piensas que es mexicano, tiene todo el fraseo, el timbre de voz y el feeling preciso que da el sonido de lo que es el blues. Otro grande, Olaf de la Barrera en el bajo. Esto es para dejar claro que hay una calidad y aceptación del estilo en México, desafortunadamente no puedo opinar más porque he pasado muchos años fuera y siempre que voy es muy de entrada por salida, pero a simple vista el movimiento se ve más sólido que hace treinta años.

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CB: En diciembre del año pasado tuvieron una serie de presentaciones en el Ruta 61, ¿cómo se sintió? Platíquenos de esa experiencia.

LM: Te tengo que confesar que tocar en el Ruta 61 es como tocar en casa. Lalo Serrano, el dueño del lugar es un personaje increíble muy correcto y amante de la música. También es muy abierto a nuevas expresiones. Recuerdo la primera vez, lo contacté desde Bélgica por teléfono y le expliqué quienes éramos y que teníamos un trio y que estábamos buscando espacios para presentarnos en México, también el tipo de música que tocábamos y nos abrió la puerta. Súper, porqué muchos lugares son muy cuadrados no han escuchado más que Chicago blues, y otro estilo no le aceptan. Con Lalo todo fluyó. Varios amantes de la música que nos escucharon la primera vez que ahí estuvimos han regresado. Nuestro público no es de masas lo debo decir, esto es igual en Bélgica, es un poco elitista si gustas, tal vez mas subterráneo. El primer concierto que dimos este año en Bélgica fue el lunes 5 de enero, el lugar tenía lleno total, lo impresionante es que el público se conformaba de actores, directores de teatro, poetas, pintores, músicos, escultores, escritores, fotógrafos, programadores, bailarinas y amantes de la música. Así en el Ruta, músicos, bailarinas, escultores, escritores, pintores y amantes de la música. Al final pura gente sensible, sublime, un público ¡ESPECIAL!

CB: ¿Qué proyectos tiene en puerta la banda para este 2015, un disco, giras, etc.? Cuéntenos.

LM: Acabamos de regresar de una semana de trabajo que realizamos en un castillo al sur del país en la montaña. Ahí hemos estado con junto con dos amigas cantantes preparando un proyecto para este próximo verano, otoño, invierno.

Y tenemos la música lista, estamos discutiendo como le llamaremos (al ensamble) y donde grabar. Por lo pronto tenemos dos días de ensayo en un teatro aquí en la ciudad de Gante donde podemos trabajar el programa con la sonorización adecuada. Hay varias opciones, ahora solamente coordinar agendas, como te comenté anteriormente cada quien tiene su proyecto.

CB: ¿Cómo puede seguirlos el público desde México y estar al pendiente del curso de la banda?

LM: Este nuevo proyecto con las chicas, aún no tiene nombre pero lo dejaré saber prontamente. The North Sea Coyotes quieren volver a México para fin del año, Dios mediante, y este trio es junto con Bruno Deneckere y Nils De Caster.

CB: ¿Gustaría dejar un mensaje a los lectores de Cultura Blues?

LM: Quisiera darles las gracias y pedirles que sigan apoyando este medio de información, y por supuesto que apoyen el movimiento de blues en México, que escuchen mucho ahora que hay esta facilidad de obtener la información de todo lo que está pasando en este momento para que exijan más de los grupos y el movimiento se ponga a nivel internacional.

Fotos cortesía: Luiz Márquez, excepto The North Sea Coyotes en Ruta 61 por Mario Martínez Valdez