Diván el Terrible

Una entrevista sin preguntas

Daniel Reséndiz o La Dalia Negra. Primera parte

Daniel Reséndiz, inquieto guitarrista y líder del proyecto La Dalia Negra, banda, cuya presencia es patente en el medio del blues hecho en México, además de que él, como ejecutante, es el modelo para muchos guitarristas.

Nacido en la Ciudad de México, estudio en el INBAL y en la Escuela Nacional de Música; ha trabajado ensambles musicales tanto para grupos nacionales: Big Blues Band, la Dalia Negra, Radio Blues, el Perro Andablues, entre otros; como para músicos de otros países: Billy Branch, Carlos Johnson, Peaches Staten, y más).

El título de este artículo “Una Entrevista Sin Preguntas” deriva de que, con el fin de poner en contexto a Daniel le envíe una lista de temas y pues, antes de que yo pudiera desenfundar pasó esto:

Daniel. ¿A qué te refieres con profesionalizar? Porque no es lo mismo profesionalizar a un ingeniero que a un músico. Porque hay diferentes caminos para ser un músico profesional, existen músicos que son extraordinarios intérpretes, improvisan de maravilla, pero no les puedes llegar a hablar de partituras, armonía, cómo desarrollar su improvisación con base en escalas, modos arpegios… no te pueden decir nada de eso, pero no les quita que sean profesionales.

Octavio. (Al fin). Pues ¿Qué crees? Esta serie de entrevista va por ahí, en el país esa es la situación, cada músico es una isla, para ser profesional, ¿necesitas certificarte en el Conservatorio, en Martell o te vas al puro ‘filin’, Guitarra Fácil o internet?

Daniel. No, hace poco di una master class de introducción al lenguaje de la música, en cuanto empecé a hablar de términos académicos muchos la tronaron, por mi formación en Bellas Artes, CEDART, Escuela de Jazz, tengo mi lenguaje y así, pocos me van a entender.

Octavio. Distingamos lo académico de lo “real”.

Daniel. Hay muchos caminos para ser un músico. Vamos a hablar del blues muy específicamente. ¡Robert Johnson nunca estudió armonía! Él aprendió por una tradición oral, folklórica hubo alguien que le dijo “mira esto es por aquí o por allá” uno de ellos fue Tommy Johnson.

Hay grandes mitos en el blues, Tommy Johnson es el que le dice que vaya a la encrucijada, Tommy Johnson ya la había vendido el alma al diablo. Que realmente servía para socializar, que los blancos los dejáran de ver como demoníacos: “Si ya hizo el pacto con el diablo, ya no te metas con él” como una protección contra el racismo. Pero nadie puede cuestionar que Robert Johnson era un gran guitarrista y hubo mucha gente que dijo “¡Eso ya no es blues!”.

Aunque parezca que estoy mezclando muchas cosas todo va a lo mismo; la profesionalización en mi opinión es, “puedo agarrar cualquier camino el academicismo, la tradición oral, ser autodidacta, crear tu propio lenguaje, pero eso sí, ser conciente de lo que estoy haciendo, tener control de calidad de lo que hago y poder transmitirlo, para mí en eso radica el profesionalismo.

En una ocasión en la UAM Xochimilco conocí un grupo de jaraneros, me acerqué, porque me gustó mucho lo que estaban haciendo y cuando me invitaron me explicaron cómo hacerlo, al poco rato les pedí que hicieran muy despacio, empecé a anotar en una partitura lo que hacían y lo entendí, les mostré como lo había entendido y dijeron “ándale, así es” me preguntaron si podía improvisar y les dije que sí les mostré y me dijeron “¿cómo le hiciste?”. Les expliqué de las escalas los modos y las progresiones y no podían creerlo, pero al final de cuentas teníamos el mismo conocimiento, llegamos al mismo lugar, ¡somos músicos!

El chiste es tener el mismo lenguaje… ¿Quién habla mejor el español los yucatecos o los chilangos? Ellos tienen sus modismos, pero pueden comunicarse ¡es el mismo idioma! Tiene un control del conocimiento ¡Ahí está el punto! Si tienes control de algo y lo puedes transmitir, sabes cómo funciona y lo puedes malear, entonces te profesionalizaste en eso, te especializaste en eso.

Cuando te vas por el camino académico, Bellas Artes, Escuela Nacional de Música cuatro años en un taller de Jazz con René Álvarez y mira que me fui por ahí y en ese medio se te exige que des santo y seña de lo que estás haciendo, incluso la interpretación que va cargada de un estudio ¡brutal! En el cual tú tienes que ir practicando y puliendo tu técnica haciendo bien los ligatos, los rubatos, los ritardando, los cambios de compás, acentuando bien y eso no es nada de cómo lo sientes, no es nada de feeling, es trabajo académico, técnico, y tiene reglas muy claras, pero ¡tú lo estás controlando!

Lo que, si te puedo decir la decisión en milisegundos de depurar que sonido y ritmo sigue, que nota y como la vas a atacar, tú vas depurando, esa es tu individualidad cerebral, de tu ejecución y tu conocimiento del instrumento. Pero, insisto, ¡ese es un camino! El otro camino el del folklore, yo estuve ahí no le pide nada al otro, la diferente es que su lenguaje es otro. ¡nada más!

¿Cómo llegar a profesionalizar eso? teniendo el control de lo que tú tienes, cuando llegues a eso, de alguna manera estás profesionalizando.



Octavio. De lo que veo, de los dos caminos, para ti ¿cuál es el ‘más mejor’? (sic).

Daniel. ¡Ninguno! ¡Jajaja! Yo viví la vida académica durante toda mi preparación y me acostumbré a la exigencia dictatorial de un director, de un profesor o de las reglas esquemáticas e irrefutables, y tienes que acostumbrarte a que hay un estilo, el cual tú tienes que respetar para aprender a hacer un contrapunto, por ejemplo, y de ahí ¡está chido! Y si tú quieres innovar y te quieres pasar por el “arco del triunfo” las reglas ¡está bien!

Lo puedes hacer, no te van a crucificar, gracias a Dios ya no está la Santa Inquisición, no te van a demandar pero vayas a salir con que ese es un contrapunto estilo florido, porque esos sí tienen reglas; sí hay un libre albedrío pero, si te vas a meter en camisa de once varas, las cosas son así y eso es muy divertido, porque estás jugando tanto con el diablo como con Dios, con las reglas que a ti más te acomoden, pero, con conocimiento de causa.

Octavio. Pasemos ahora al tema de la integración de bandas y el liderazgo. Para tí ¿Qué te ha funcionado?

Daniel. Primero que nada, es que todos tengan interés en el tema, eso es vital, porque, vuelvo a lo mismo si yo te empiezo a explicar que es la música y a ti no te interesa ¿para qué te lo explico? Deben tener esa curiosidad por saber qué y cómo se va a hacer. Ahora, los grupos se integran de muchas formas, si tú llegas y todos son unos monstruos en la música, para que ese grupo funcione yo te diría que lo primero sería el respeto, es respeto por los demás y por lo tanto ese respeto genera muchas cosas; el ensamble, la construcción, “yo me soporto en ti como tu te soportas en mí, cuando vaya tu solo, yo te voy a acompañar, y cuando vaya el mío tú me vas a acompañar”. Por lo tanto, generas confianza; si hay todo eso, quiere decir que hay conocimiento del tema, por lo tanto, empiezas a crear música, para crear música se necesitan muchos elementos, pero, te digo si estamos hablando de un grupo en el que todos son unos “musicotes” cuando me ha tocado estar con unas bestias, unos monstruos, ¡caes en blandito!

Pareciera que ni te esfuerzas, te lo digo cuando yo pensé en la Dalia Negra como un ensamble más grande fue para que yo dejara de hacer muchas cosas, te lo digo honestamente, si yo tengo un ensamble de metales, no tengo que hacer un acompañamiento supermarcado, ellos son los que brillan, si tengo un bajista muy bueno yo le dejo que se oiga super chingón y yo puedo ir acompañando tranquis y, digamos, me relajo. Pero, si no es bueno, pasan otras cosas que yo tengo que cumplir, pero, mira cómo te lo estoy diciendo: ahí yo ya estoy haciendo un análisis de ese ensamble.

Cuando estás trabajando con músicos profesionales se trabaja el respeto, confianza, creación musical, porque todos tienen la misma formación, bueno… estamos hablando de músicos académicos; porque si trabajas con músicos profesionales folklóricos, ¡aaah! Pues cambia la cosa porque si yo soy académico y ellos son folklóricos, yo soy el que se tiene que adaptar, no ellos; porque la maleabilidad del músico tiene que ser hasta llegar y acomodarse a lo que está y si tú no eres el director asumir las reglas de ellos, tienes que adaptarte, tú ocupas tus recursos, tu bagaje, tu experiencia, desde otro lenguaje pero, tú no lo vas a imponer, porque tú desconoces ese género, mejor pregunto ¿qué tengo que tocar? Si ellos son músicos profesionales ellos te van a decir “esto se hace así, así y así” y vas.

Octavio. Por lo que me dices tú te sientes más cómodo con músicos que tienen una preparación formal y académica.

Daniel. ¡No necesariamente! Te das cuenta de que el otro lenguaje tiene su riqueza, su forma. Deja te cuento una anécdota: en cierta ocasión estaban ensayando Al Di Meola, Chick Corea y Paco de Lucía, tres monstruos de la música…

Al di Meola con un lenguaje académico vastísimo y Paco de Lucía dentro del género gitano, folklórico, le explicaban a Paco de Lucía, uno de los mejores guitarrista de toda la historia, “mira vamos a empezar esta parte de un modo frigio y después pasamos a un modo locrio” y Paco de Lucía tenía cara de “de qué carajos me están hablando”, le dijeron “¿Qué no sabes de música?” y les contestó “sí pero de otra manera”, empezaron a tocar y Paco empezó a improvisar y Al di Meola y Chick Corea voltearon a verlo y le dijeron “Pero si eso es lo que te estábamos diciendo” Paco dijo “yo toque lo que sé”. ¿Ves? ¡Es el mismo concepto, pero con diferente lenguaje!

Octavio. Entonces el líder tendría que interpretar, reinterpretar y crear un lenguaje común en cada banda.

Daniel. Pues… sí. Mira, ahí te va, a partir de mi experiencia.

Octavio. De eso se trata la entrevista, de tu experiencia…

Daniel. Con La Dalia Negra he tenido que tocar con músicos profesionales con formación académica y los que no. Hoy en día La Dalia Negra está integrada por Emiliano Olvera y Raymundo Ray Pérez y los dos no son músicos completamente académicos, es más, tengo que hablarles con un lenguaje completamente folklórico; pero yo, desde mi conocimiento, les empujo para que sepan lo que están haciendo.

Billy Branch no es un músico académico, pero, sus solos son los mismos en cualquier lugar que se presente, ahí está el chiste ya tiene un show armado y tiene un control impresionante de cómo quiere que suene, sabe lo que quiere, no hay mucho rango para la improvisación con Billy.

En cambio, si tú trabajas con Carlos Johnson, él sí sabe de música, sabe de armonía y es un super guitarrista y cuando hemos tenido oportunidad, él me ha explicado conceptos de armonía que tiene, los hemos probado y funcionan chido, podemos hablar de temas académicos “ese acorde es un dominante y fue y lo resolvió aquí y el tritono”, te habla de otro lenguaje.

Si tú trabajas con una cantante: con Katherine Davis o con Graná Lewis, a ellas no les importa nada de las progresiones ni de la música, ni cómo está estructurada, ellas cantan y ya; es otra forma, porque ya se acostumbraron a ser las frontwoman, esa es bronca del director musical, esa era mi chamba.

Billy cuando llegaba a México me preguntaba, “Daniel ¿cómo está la banda? ¿hay que ensayar algo?” yo le contestaba: “está bien, sólo hay que ensayar dos rolas” “¡Aaah, Daniel, vengo muy cansado! Yo confío en ti Daniel” lo sonamos y él dijo “¡Está perfecto!”

Fue tanta la confianza que en un momento dado Billy me dice después de un show: “Oye Daniel he pensado en una Habanera” yo dije “¿música cubana?” “¿Siií!”, entonces sacó el teléfono y en un pianito empezó a tocar lo que quería, “Quiero que me escribas una letra” y yo “¡Cómo crees!” Y Bill dijo: “Para mañana”

A la mañana siguiente me levanto escribo una armonía sencilla, tipo habanera, escribo la letra, al medio día le hablé a Billy: “Billy te acabo de enviar un archivo a ver qué te parece” lo revisa y me dice “Ah, está muy bien, me gusta, me gusta” le mando la letra en español me contesta “¡está muy bien!”.

En la noche Billy Branch cantó una habanera que yo compuse, yo arreglé; y a los muchachos una hora antes les expliqué la estructura, pero, obviamente, con José no hubo que explicar mucho es un músico que tiene formación, a Emiliano le expliqué, a la batería se la tarareé y me dijo: “Ah sí ya sé lo que tengo que hacer” y ¡ya!… Con mi experiencia empalmé todos los lenguajes.



Octavio. Entonces para ser líder hay que asumir las tareas de todos los miembros.

Daniel. ¡Ándale! Cuando era director musical de una banda, tenía que hacer las partituras de todos y sacar la armonía de todo, y, entonces, yo tenía que explicarle a cada uno lo que tenía que hacer, llegaba en momento en que les decías: “no, eso no es” me contestaban “no pero, es así como yo lo siento”, “me vale gorro lo que sientes, esta es una chamba de músico de sesión, tú tienes que replicar el trabajo a la perfección, para que el músico invitado no tenga ninguna inestabilidad y se sienta como en casa, esa es tu chamba te adaptas a lo que viene”.

Con Demetria Taylor se puede decir que se hizo con las patas, nos mandó el repertorio un día antes, a pesar de que había estado un mes entero solicitándole las grabaciones, después el día de la presentación llegó a querer imponer sus reglas y yo le dije “No, a ver Demetria: tú nos mandaste el repertorio un día antes no tuve tiempo de trabajar con los muchachos, no me puedes pedir que salga a la perfección, porque no hubo de tu parte una responsabilidad; todo salió bien pero la actitud de Demetria no era de líder, era de venir a denostar el trabajo de los demás, no le importaba el trabajo, le importaba el dinero. Ahí es donde te das cuenta de que hay diferentes personalidades.

Por hoy vamos a dejar aquí la entrevista. El próximo número se pone más interesante mis lectores les prometo: sangre sudor y lágrimas.

¡Nos vemos en octubre!

Blue line was my blues and

the red line was my mind.