Charla con Erik Enriquez
En esta ocasión tenemos una interesante charla con Erik Enríquez, estupendo armonicista mexicano que hemos reconocido en distintas ocasiones en nuestro ejercicio para Cultura Blues, de lo más destacado del año. En 2024, compartimos escenario en dos o tres ocasiones, cuando participé en algunas presentaciones de La Rambla, en su gira de celebración de su 25° aniversario… ¡veamos que nos dice!
¿Cómo se autodefine Erik Enríquez?
Me considero una persona que ama trabajar en los escenarios, descubrir todo aquello que el arte nos revela sobre la esencia humana. Un mexicano con dimensión social y que trabaja con pasión por la cultura.
Platícanos de tu iniciación en el gusto por la música y de tu encuentro con el blues.
Recuerdo desde pequeño, por ahí de los 8 años que ya sonaba con aprender algún instrumento. En mi casa siempre había música sonando y me encantaba sentir la compañía de la música al leer o hacer las tareas diarias. Por esos tiempos pasaban una serie de televisión llamada ‘Los Años Maravillosos’, ahí sonaban algunas canciones de Blues. Recuerdo The Thrill Is Gone, de B.B. King. Y ya en la adolescencia cuando uno pasa sus primeros corazones rotos que el Blues me servía de compañero.
¿Cómo llega la armónica a tu vida?
Aunque siempre quise aprender un instrumento, crecí con el estigma de “ser zurdo” y la sociedad se encargó de hacerme pensar que cualquier cosa que implicará usar las manos me iba a ser “muy difícil”. Por eso creo que inconscientemente el tocar la armónica para mí significó librarme de ese peso.
Además, al ser una persona introvertida, a través de la armónica podía expresar lo que siento casi como hablar, gritar, llorar y celebrar, sin palabras.
¿Quiénes fueron tus primeros ídolos?
B. B. King, por supuesto, Eric Clapton, Little Walter y James Cotton fueron los primeros. Pasando por José Cruz y Follaje.
¿Desde cuándo y cómo fue tu incorporación a la escena del blues en México?
Fui egresado de la primera generación del Taller de Armónica del C. C. José Martí, alumno del profesor Victorio, allá por el 2009. Y al terminar el curso junto con mi compañero de aquel entonces Vicente Zarco, decidimos arrancar un proyecto de Blues con las canciones que sacamos en el taller, y que ya formaban un pequeño repertorio.
¿Qué significa el blues para ti?
Para mí, el Blues retumba en mi pecho como ningún otro género. Me hace sentir cómo el corazón vibra y hace correr mi sangre con desenfreno. Me hace sentir vivo y pleno.
¿Con qué bandas has participado y participas actualmente?
Tengo mi proyecto personal, Ensamble Ardiente, que en un inicio se llamaba Ensamble Burning Harp, y que al empezar a componer nuestras canciones en español cambiamos el nombre. Este 2025 cumplimos 16 años tocando. Y en el 2020 justo antes de la pandemia tuve la gran oportunidad de unirme a La Rambla banda que va por sus 26 años.

¿Quiénes son tus compañeros en estas bandas?
En Ensamble Ardiente, me acompaña Sofía de León en el bajo, Vico Darling en la guitarra y Alejandro Torrado en la batería. En La Rambla aprendo de mis compañeros: Rafa García en el bajo, Gil Casillas y Arturo Medina en las guitarras, Héctor Florentino en la batería y Donovan Camacho en los teclados y sax.
De estos proyectos actuales ¿Cómo describes su filosofía musical y repertorio?
En Ensamble Ardiente, la filosofía es por un lado la pasión en el escenario y la introspección en las letras. Queremos ser el refugio y consuelo del espectador, como un gran amigo que te escucha y acompaña. Con La Rambla lo vivo como una fiesta. Para mí tocar con ellos es como una celebración de la vida donde el ritmo hace vibrar la casa.
Para llegar a este momento en tu trayectoria musical, ¿cuáles son tus influencias principales?
Escuchar la armónica de Pierre Lacocque de Mississippi Heat me volvió loco, no solo por su interpretación, sino por la energía y forma de expresarse en el escenario. Pero después al poner atención a sus letras me mostró el camino que quería seguir en mis composiciones. Abordar el conflicto humano y llevar las vivencias a una canción buscando que la música nos revele verdades íntimas.
La potencia de Billy Branch en su armónica. El feeling de Jorge García de Follaje. Y por otro lado la cadencia, claridad y profundidad de los solos de trompeta de Chet Baker.

¿Cuáles son algunas de las lecciones más importantes que has aprendido de tu experiencia en los caminos de la música?
La principal, es que el conocimiento se transmite al compartir. Cuando subes al jam con alguna banda o tocas con músicos de otra banda y tus propios compañeros hay un flujo de aprendizaje vía energética, que pareciera ser mágico. Así es como lo puedo decir que he aprendido de todos con quienes he compartido un Blues. La hermandad con el público. El cariño recíproco de quienes hemos compartido las emociones y nuestros problemas como si nos conociéramos de siempre. Si das todo en el escenario, el Blues te lo regresa de muchas maneras y el cariño del público es una de ellas.
La vida es más que música, ¿hay algún otro campo que influya en tu vida actual?
Tengo 15 años haciendo Blues, pero también llevo 27 años haciendo teatro, principalmente como actor y también como staff. Puedo decir que mi vida gira por completo en los escenarios. Una carrera de mucho aguante y perseverancia. También he sido educador comunitario impartiendo clases de teatro en el proyecto Pilares.
¿Cuáles son tus proyectos a corto plazo?
Musicalmente viene la grabación de un nuevo disco de Ensamble Ardiente, sería el número 4, pero queremos que este tenga la mayor calidad posible no solo musical sino materialmente. Seguir trabajando por la cultura en otros terrenos más administrativos pero siempre a la par del hacer escénico.
¿Dónde podemos saber de tus actividades?
Principalmente manejo el Facebook como Erik Enríquez, ahí comparto el quehacer artístico de todos mis proyectos.
Hagamos un viaje en una máquina del tiempo, ¿a dónde y por qué quisieras ir durante un día entero?
Definitivamente me encantaría viajar a los tiempos de esplendor Mexica. Es muy poco lo que tenemos de registro de como eran sus expresiones artísticas y saber cómo era su música y sus formas representacionales siempre ha sido un enigma que me encantaría haber presenciado.
¿Gustas dirigir algunas palabras a los lectores de Cultura Blues?
No se pierdan ningún número de la revista porque siempre encontrarán algo más de todos aquellos quienes hacemos el Blues nacional. Y en proyectos como este, podemos compartirles todo aquello que por prisas no alcanzamos a platicar en los conciertos. Un saludo fraterno y Ardiente.
¿Algo más que quisieras comentarnos?
Todos tenemos mucho por darle al Blues, no solo quienes lo tocan, lo escriben, lo reseñan, lo difunden o lo escuchan. El Blues lo hacemos todos. Vivámoslo con pasión y generosidad. Es nuestro hogar y refugio.
¡Gracias por el espacio para charlar y que haya Cultura Blues por muchos años más… Abrazos!