Un Paso Adelante

La escritura reflexiva de Arthur Janov

La escritura reflexiva de Arthur Janov: discernir, interpretar, elaborar

En febrero de 2019 me propusieron que diera un taller de escritura reflexiva, propuesta que me tomó por sorpresa porque no estaba listo para una labor como esa. Provino de la revista electrónica Baladí, dedicada a cubrir temas culturales invisibles para los medios tradicionales, dirigida por jóvenes que recién habían terminado sus carreras de gestión cultural e historia. Sostuvimos algunas pláticas hasta que llegamos al acuerdo, según mi propuesta, de llevar a cabo el taller en una sola sesión y como inicio de una serie de talleres orientados a estimular la capacitación profesional de todo el equipo que editaba la revista, particularmente en la producción de textos, mientras yo me integraba al proyecto como colaborador y asesor en comunicación.

La posibilidad de llevar a cabo esa jornada ante un grupo pequeño me puso en la situación de tener que ordenar mis ideas respecto al tema a tratar para convertirlas en plan de trabajo. Después de meditar el asunto llegué a la conclusión de que para concretarlo necesitaba un modelo de escritura reflexiva para facilitar mi exposición. Revisé varios libros hasta que me decidí por El grito primal. Terapia primal: la curación de las neurosis1, de Arthur Janov, un clásico de la psicología que se convirtió en un fenómeno cultural a partir de su primera edición en inglés en la primavera de 1970.

Me basé en esa obra porque ejemplifica a la perfección algunas formas de proceder que considero esenciales en la escritura reflexiva, una en especial: la capacidad de autoobservación, quien escribe observa y comprende su propio proceso de vida mediante la producción de escritos. Que esa capacidad formara parte de un método clínico de investigación, ajeno a los conocimientos de las y los participantes en el taller, no impedía que estudiáramos el libro.

Mi lectura consistió en darme cuenta de cómo el autor estructura sus experiencias para hacerlas comunicables por escrito ‒lo mismo es decir: racionalmente‒, aun cuando su materia prima de trabajo (por así decirle) es de carácter irracional, emocional y no verbal: el sufrimiento de sus pacientes (así los nombra), expresado con mucha dificultad de por medio, y en ocasiones tras largos meses de sesiones ininterrumpidas. Notable paradoja.

Puse mi atención no tanto en los detalles desplegados a lo largo de la obra, sino en el punto de partida de una innovadora concepción de la psicoterapia, debido a que en ese inicio están formulados los principios de la escritura reflexiva que me interesaba exponer. A saber: capacidad de discernir un evento inusual, capacidad para interpretarlo y capacidad para elaborar las observaciones hasta completar una experiencia significativa y comunicable, que en este caso dio por resultado una teoría.

La perspicacia de Janov, su capacidad para discernir en el entorno un evento inusual, destaca en la introducción, titulada “El descubrimiento del dolor primal”:

Hace algunos años oí algo que había de cambiar el curso de mi vida profesional y la vida de mis pacientes. Lo que oí quizá pueda cambiar la índole de la psicoterapia como tal se le conoce hoy: un grito espeluznante nacido de la profundidad de un joven [“Danny”] tendido en el suelo durante una sesión terapéutica. Sólo acierto a compararlo con el que puede proferir una persona a punto de ser asesinada. Este libro trata de ese grito y de lo que significa con respecto al descubrimiento de los secretos de la neurosis.2

Relata Janov que en ese momento no tenía recursos teóricos para comprender cabalmente y de inmediato aquel “grito espeluznante” ni acudiendo a un bagaje de conocimientos acumulado por su práctica en clínicas psiquiátricas. Inició entonces un proceso de interpretación para ahondar en su sentido. Interpretar: tratar de entender.

Durante un tiempo escuchó una y otra vez la cinta previamente grabada, sin resultado alguno. “Lo que ocurrió a ‘Danny’ me tuvo perplejo durante meses”, reconoció. No fue hasta que decidió repetir el procedimiento de pedirle a otros pacientes que llamaran a sus padres como lo hizo este joven, cuando empezó a entender al encontrar pautas de comportamiento muy semejantes, como contorsiones y gritos. Así fue como “lentamente empezó a aparecer un cierto sentido”.

Interesado en cómo reaccionaban otros pacientes ante el dolor relacionado con experiencias traumáticas infantiles, siguió reuniendo información que elaboró hasta que dio origen a lo que Janov llama “Teoría primal”. 

La “Teoría primal” es la elaboración de mis observaciones sobre los cambios específicos que se producen. Debo insistir en que la teoría no ha precedido a la experiencia clínica […]. La teoría se fue ampliando y profundizando con los datos constantes de los sucesivos pacientes que se han curado de sus neurosis. Este libro es una invitación a explorar la revolución que ellos iniciaron.3

Janov explica de manera sucinta el trasfondo teórico de sus observaciones:

He llegado a considerar ese grito como el producto de los dolores centrales y universales que se encuentran en todos los neuróticos. Los llamo “Dolores primales” porque son las heridas originales, primeras, sobre las cuales se construye toda neurosis posterior. Sostengo que estos sufrimientos existen en todo neurótico en cada minuto de su vida posterior, con independencia de la forma de su neurosis. Suelen no ser conscientes porque están difusos en todo el sistema, afectando los órganos corporales, los músculos, la sangre y el sistema linfático y, por último, la manera deformada en que nos comportamos. La “Terapia primal” tiene por objeto suprimir esos sufrimientos. Es revolucionaria porque implica derribar mediante una poderosa conmoción el sistema neurótico. Es lo único que, en mi opinión, puede eliminar la neurosis.4 

Como decía, lo que consideré relevante para exponer en el taller no fue analizar la validez de los planteamientos tóricos de Janov, sino su método para articular sus observaciones por medio de la escritura, con base en acciones como discernir, interpretar y elaborar. Estas acciones adquieren un carácter reflexivo cuando van acompañadas por preguntas acerca del sentido que tiene la propia práctica, formuladas hasta completar la experiencia, haciéndola parte de una teoría y de un método de trabajo, además de facilitar su comunicabilidad. Veo en el enfoque reflexivo de El grito primal una modalidad del ensayo, “una invitación a explorar”, asumiendo la subjetividad sin menoscabo de la disciplina metodológica.

El principal planteamiento de aquel taller de escritura reflexiva apuntaba a señalar la importancia que tiene el tomar consciencia acerca de cómo nos desempeñamos en el plano profesional y en qué contexto, tomando en cuenta que las y los participantes en su mayoría recién habían egresado de sus carreras en ciencias sociales, y que formaban parte de un equipo editorial.

Es importante ‒remarqué entonces y lo sostengo ahora‒ que nos hagamos preguntas acerca de cómo estamos involucrados en nuestras prácticas de trabajo, y que escribir acerca de ellas se haga un hábito que fortalezca la confianza que tenemos en nuestro proceso de escritura, que recupere y comunique nuestras experiencias, es decir: que las haga trascender. Aprendamos a narrar la biografía de nuestros proyectos culturales con el fin de hacer notar su relevancia para la sociedad.

En este rubro, la escritura reflexiva es básica para una estrategia de comunicación. Y el libro de Janov resultó adecuado para ejemplificar al respecto. Es posible leerlo como la biografía de un proyecto científico y cultural porque da cuenta del origen de ese proyecto, expone sus implicaciones teóricas, narra su desarrollo y expone el impacto social que conlleva.

A partir de la primera sesión del taller de escritura reflexiva, surgieron otras sesiones que permitieron la rotación de la coordinación, diseñadas con el fin de tener talleres permanentes de profesionalización, lo cual hicimos hasta donde fue posible. En 2022 la dirección de Baladí anunció que bajaría el ritmo de sus actividades, y así ocurrió hasta que poco después dejó de circular, luego de cinco años de existencia. No hubo un cierre de actividades, algo recomendable y necesario para valorar el ciclo vital de la publicación.

Eso pasó entonces cuando yo ya había decidido continuar con la escritura de textos reflexivos. Es posible considerar la narración autobiográfica que forma parte de mi libro ¿Quién detendrá la lluvia? (2023) como ejemplo de esa categoría, al igual que un alto porcentaje de mis escritos para Facebook, y la mayor parte de mis colaboraciones para Cultura Blues, con más notoriedad en los textos que les dediqué a Agnès Varda, Barbara Dane, John Mayall, Kim Simmonds, Maná y Ricardo Ochoa. En ellos se encuentran los elementos de la escritura reflexiva que aquí he descrito: discernir, descifrar, elaborar.

Por tal motivo trato el tema en esta sección, y también para tener presente hoy en día que los conceptos psicológicos de Arthur Janov fueron referidos en la producción cultural de los años setenta y ochenta en el cine, la literatura, la televisión y la música, rock en particular.5 El nombre del grupo inglés Tears for Fears proviene de los escritos de Janov; también el título y contenido de su primer disco The Hurting ‒canciones como “Suffer the Children” y “Mad World”, y la portada que muestra a un niño con actitud temerosa‒; al igual que su famosa canción “Shout”, de su segundo elepé Songs From the Big Chair.

Mientras que la banda escocesa Primal Scream adoptó como nombre el título del libro. No sé si Kurt Cobain conoció las ideas del psicólogo, pero advierto en su canto, quizá por influencia de su admirado John Lennon, una forma de grito primal, angustiante y desesperado. 

Quienes sí acudieron a terapia con Arthur Janov fueron Yoko Ono y John Lennon. Luego de haber pasado por sus respectivas sesiones durante algunos meses, a fines de 1970 dieron a conocer sus primeros discos como solistas, respaldados en ambos casos por la Plastic Ono Band. Phil Spector, Lennon y Ono produjeron el de John. Lennon y Ono produjeron el de Yoko. Son dos grabaciones producidas con gran acierto por haber logrado captar toda la expresión emocional y dolorosa inspirada por Janov, dando por resultado dos de las experiencias auditivas más intensas que hayan surgido en el rock. 

Arthur Janov, de origen estadounidense, fue uno de los principales psicólogos y psicoanalistas en el mundo, nació en 1924 y falleció en 2017. Su práctica clínica implicaba un llamado a liberarse del viejo orden, con una crítica sistemática a la presión ejercida por la sociedad convencional, la sociedad irreal del capitalismo, que orilla a las personas a tener una existencia simulada, privada de sentimientos auténticos, pasando por ello a ser  una gran influencia para el movimiento contracultural de los años sesenta y setenta que enarbolaba una vida auténtica ‒es decir, libre de sentimientos impuestos o suprimidos‒ como uno de sus valores primordiales.


Arthur Janov: El grito primal. Terapia primal: la curación de la neurosis. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 3ª ed., 1977.

2Idem, p. 9.

3Idem, p.12.

4Idem, p. 11.

5Vease al respecto: Paul Williams and Brian Edgar: “Up Against the Wall: Primal Therapy and ‘the Sixties’”. European Journal of American Studies. Special Issue: May 68.  https://journals.openedition.org/ejas/3022