Huella Azul

Una consulta con el Dr. Javier Vila, tecladista mexicano de blues

Javier Vila en Ruta 61 2013 – Foto: Octavio Espinosa Cabrera

CB: Podría platicarnos cómo fueron sus inicios en la música.
JV: Empecé con la armónica a fines del 69 y después continué con el órgano en 70, flauta transversal en 72 para seguir con los sintetizadores en los 80s, y el hammond desde los 90s. Nunca he sido pianista  ya que considero al piano como un instrumento importante en muchos aspectos pero que no te permite modificar el sonido en tiempo real como un hammond o un sintetizador análogo que es lo que a mí me gusta.
 
Mi educación musical nunca fue formal, siempre he sido lírico con bases teóricas. Comencé tocando blues de manera autodidacta con la armónica emulando los LPs de John Mayall en particular el de Turning Point, a la fecha ocasionalmente toco la armónica en algún jam. La flauta la estudié en la Escuela Superior de Música durante un año y la toqué durante casi todos los 70s, sin embargo, en 1984, la vendí para comprar mi primer sintetizador y no he vuelto a tocarla.

Con el órgano tomé clases particulares durante un año después de la secundaria. Los 80s fueron para mí el descubrimiento de los sintetizadores, su sonido y su programación lo que aprendí de forma autodidacta. De ahí llegue a los clones del órgano hammond B3 que en realidad es más similar a un sintetizador que a un piano, tanto en la construcción de sonido en tiempo real como en su técnica de ejecución. A la fecha toco el órgano hammond o similar como instrumento principal, sigo aprendiendo y buscando nuevos estilos y sonidos.

CB: ¿Cuáles son sus influencias musicales?
JV: A fines de los 60 escuchaba a los Doors y Santana, Greg Rollie siempre me ha parecido un organista maravilloso, los solos de órgano en Oye como va y Sacrificio del alma son magistrales. Pero también Al Kooper, Jon Lord, Brian Auger, Chester Thompson de Tower of Power y Greg Allman de Allman Brothers han influido mucho en mi apreciación y ejecución del hammond. Ello me llevo a descubrir en los 80 y 90s a los grandes organistas del jazz Jimmy Smith, Joey de Francesco y Tony Monaco, los que actualmente admiro.

CB: ¿Qué fue lo que le atrajo del Blues?
JV: Inicialmente comencé escuchando rock y dentro de él comencé a escuchar el blues sin saberlo como casi toda mi generación. Hasta 1970 me enteré más o menos que era el blues (aún sigo sin poder entender que es completamente), pero inicialmente escuché blues blanco, (John Mayall, Cream, Clapton, Allman Brothers, Mike Bloomfield, Savoy Brown, Winter, etc).

Fue años después cuando descubrí el  blues negro, su influencia y raíz (Waters, Wolf, Dixon, Hooker, etc.). Siempre me ha gustado su discurso musical en los solos y sentimiento en la interpretación. Por esta razón lo he considerado como algo difícil de hacer pues hay que tener un discurso musical y sentimiento además de saber tocar. Gracias al blues comencé a escuchar jazz y funk.

CB: ¿En qué otros proyectos, aparte de La Dalia Negra, ha colaborado?
JV: Dentro de mis mejores recuerdos: con los grupos Alma encadenada y Parada suprimida en los 70s. Los 80s con el grupo Abril, Cecilia Toussaint, Ritmo Peligroso, el grupo Qual, Rafael Catana. Los 90s con Jaime López, Oscar Sarquíz en un grupo llamado Ronnie and the Rockets, Hot Jam y actualmente con Rico Blues.

CB: Cuéntenos cómo se da su entrada al grupo y qué significado tiene para usted pertenecer a esta banda.
JV: Comencé con la Dalia asistiendo los miércoles a los jams del Ruta 61 en la Condesa, ahí conocí a Daniel Reséndiz y a los demás elementos de la Dalia. Son un grupo de gente que admiro y quiero, de quienes además aprendo mucho. Cuando tocas con músicos con un buen nivel tu manera de tocar mejora y empiezas a buscar como sonar mejor y preocuparte por tu ejecución y sonido.

CB: La Dalia Negra ha tenido la oportunidad de tocar con personajes muy reconocidos del Blues internacional, ¿podría contarnos algunas anécdotas que recuerde haber vivido al lado de estas figuras?
JV: Más que una anécdota en particular me gustaría comentar sobre el gran talento y sencillez personal de casi todos ellos (Peaches, Katherin, etc). Son personas que tienen el blues en sí mismas y lo hacen de forma natural. Lo que me lleva a veces a pensar en lo complicado que somos en algunas ocasiones los músicos de blues en México. Quizá porque no nacimos con el blues sino que lo adoptamos en el camino y nos quede aún mucho que aprender.

CB: Con La Dalia ha participado en diversos foros y festivales a través de la República, ¿cómo percibe el desarrollo del blues en México?
JV: Hay muchos músicos y grupos de blues muy buenos, sin embargo el blues no acaba de despegar como lo ha hecho el jazz. Hay un solo bar en la Ciudad de México dedicado al blues, no hay una estación radiofónica dedicada al blues, y el blues casi no existe en foros mediáticos como el Vive Latino o foros de TV, (afortunadamente). El blues sigue siendo marginal y con pocos espacios para tocar o escuchar. Desgraciadamente creo que esta carencia de espacios, genera en ocasiones divisiones absurdas entre los músicos que no alcanzo a comprender, ya que considero que van más allá del sentido común.

CB: Cuéntenos sobre los proyectos musicales en los que se encuentra trabajando.
JV: La Dalia Negra de base somos un quinteto formado por sax, guitarra, bajo batería y hammond, que toca blues, funk y jazz. Y actualmente es uno de los dos grupos de base del Ruta 61 que se encarga además de acompañar a los blusistas de Chicago invitados. Adicionalmente, el grupo cuenta con el apoyo de dos excelentes metales trompeta y trombón y es apoyada por músicos de apoyo como armónica, dos bajistas y un pianista. El segundo proyecto es Rico Blues, que es un cuarteto dirigido por Max Roland, en el que tocamos rhythm and blues con un sonido más vintage.

CB: En cuanto a su profesión de psicólogo, ¿nos podría compartir alguna experiencia donde haya encontrado la pasión, entrega y realización en la investigación en algún proyecto de la UNAM?
JV: Como miembro del SNI (Sistema Nacional de investigadores del CONACYT), actualmente trabajo en proyectos de memoria humana y el papel del aprendizaje en las adicciones. Mi trabajo es apasionante y me permite poder tocar blues sin tener que vivir de eso, (aunque ocasionalmente los tiempos de ambos se cruzan). Si bien la disciplina y sistematicidad científicas me han ayudado a ser un mejor músico, considero que la adrenalina está en el tocar blues. No tengo ninguna actividad científica que me produzca tal subida de adrenalina, quizá los 15 minutos anteriores a dar una conferencia suelen hacerlo, pero no es igual. Para mí es muy interesante y satisfactorio tener la sensación dual de ser jefe de un proyecto científico con estudiantes de doctorado bajo mi cargo, y en otras ocasiones ser un músico subordinado a la acertada dirección musical de la Dalia, ambas posiciones me complementan y enriquecen como persona.

CB: ¿Algún mensaje para los lectores de Cultura Blues?
JV: Sí, que sigan escuchando y/o tocando blues. Y que vayan al jam de los miércoles al Ruta 61, el blues se nutre de jams.

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 Foto: perfil del Facebook Javier Vila