Huella Azul

Entrevista a Luciano Hidalgo

CB. ¿Cuándo inicia su gusto por el blues?
Luciano. Nací en 1954, año al que injustamente se le atribuye el nacimiento del rock and roll. Cuando era niño, me llamaba mucho la atención la música de las películas mudas, y la de muchas de las primeras caricaturas que pasaban por la TV, que es blues en la gran mayoría de ellas, pero yo no lograba identificar aún el género del que se trataba.

Ya como adolescente, quedé muy impresionado cuando descubrí el blues mediante los acetatos que tenía a bien prestar al público la Biblioteca Benjamín Franklin en aquellos años 70, de su colección de música de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Se podía llevar uno a su casa hasta tres discos por quince días, cosa que estuve haciendo por mucho tiempo, hasta que me acabé las opciones que ofrecía la biblioteca, y logré empaparme de casi todo el blues primigenio, y de música tradicional estadunidense.

Todo esto coincidió con mi voluntad de aprender a tocar, para lo cual mi padre jugó un rol de suma importancia, ya que siendo él un guitarrista con formación profesional, me enseñó todas las técnicas necesarias para interpretar lo que yo quisiera, excepción hecha del solfeo, que no quise aprender, porque siempre, hasta la fecha, lo he considerado innecesario para tocar blues y rock.

También en esos tiempos aprendí a tocar slide, armónica y kazoo, decidido a aprender a tocar blues, aunque careciera de guía, ya que mi padre no era afecto a tocar ese género. Así que me sentaba a escuchar los discos una y otra vez, y tomaba la guitarra para tratar de imitar los sonidos que escuchaba. Fue mucho tiempo el que tuve que invertir en hacerlo de esa manera, porque no era como hoy, que se cuenta con miles de herramientas mediante internet. La época de la que hablo es aquella donde todavía no aparecían las grabadoras ni los cassettes, solo había acetatos y tocadiscos.

CB. ¿En qué momento se decide a ser músico de blues?
Luciano. Casi desde que aprendí a tocar guitarra. Cuando tenía quince años, lo que quería era aprender a tocar blues tradicional, pero en el proceso de aprendizaje me di cuenta de que también debía explorar otros géneros relacionados casi siempre con el blues. Así, estuve tocando rock progresivo alrededor de una década en los años 80, regresando al blues de nueva cuenta a partir de la década de los 90, hasta el día de hoy.

CB. ¿Cuál sería una breve reseña de su trayectoria como músico en todos estos años?
Luciano. Temo que la reseña no va a poder resultar tan breve, porque implica casi cinco décadas de actividades, pero trataré de no alargarme demasiado con este tema. En 1972 formé una banda con vecinos y amigos, Vampiro Blues, en donde por suerte pasaron músicos como Pepe Iglesias (q.e.p.d.), guitarrista, quien en ese tiempo tenía una banda que se llamaba Imagen, la cual se deshizo porque Pepe se integró a las filas del en aquel entonces recién formado Real de Catorce, donde permaneció como guitarrista y grabó los primeros discos con esa famosa banda de blues; o Juan Valdivia, baterista, quien fue uno de los fundadores de la carrera de Jazz en la Escuela Superior de Música, además de miembro del Cuarteto Mexicano de Jazz por muchos años; o el mismo Follaje, que lidera Jorge García Ledesma, armoniquero que también se formó en las filas de Vampiro Blues, grupo que terminó sus días en 1975, pero siguió de alguna manera esporádica hasta finales de esa década.

Hice algunas cosas con Omar Jasso, tecladista y compositor del tema del Mundial de Futbol de 1986. Con él grabé una rola de mi autoría (Suite de Otoño), estilo barroco, para guitarra y teclado justo ese año.

 

Anduve tocando rock progresivo en la década de los 80. En 1982 formé una banda efímera que se llamó Fluido Pesado, pero el trabajo de composición que implicó esa década, obligó a un registro mediante grabaciones, de todas las rolas que habíamos hecho, entre Víctor Urruchúa y un servidor. Resultaron algunos cassettes, que algunos ya convertí a cd´s de audio, como constancia de todo ese trabajo, que implicó años de esfuerzo y dedicación.

Regresé al blues. Toqué con Follaje, que es la banda de blues más antigua de la Ciudad de México, de 1990 a 1995. Grabé (Discos Denver) con ellos dos cassettes de blues original en español: Las Viejas de Follaje (1992) y Lléname de blues (1993), más un acoplado de diez bandas de blues mexicanas, Blues acá de este lado, en el que grabamos tres temas, uno de mi autoría (El secreto), y nos acompañó Javier Bátiz en dos rolas.

En 1994 fundé Blues 40, a iniciativa de Lalo Chico (ex guitarrista de Follaje y actual guitarrista de El Tri desde hace casi tres décadas), que se trataba de un trío, dos liras y un bajo, y tocaríamos temas de blues tradicional y composiciones originales, que siempre han llamado mucho mi atención. Tocamos en muchas escuelas, antros y estaciones de radio. Nunca fallamos a los legendarios Encuentros de Blues Hecho en México, que se celebraron en los 90´s en el Museo Universitario del Chopo. Finalmente, Lalo ya no pudo seguir en la banda, me quedé con el compromiso de continuar con el proyecto original, y me puse a componer blues original en español, y el grupo cambió de alineación varias veces, y con dos estructuras distintas grabamos primero cuatro cd´s: Blues 40 (1996); Como perro sin dueño (2005); No parar (2006); y Hambre de blues (2008).

Y dos cd´s más grabados casi en solitario, pero todavía manteniendo el nombre de Blues 40: V (2011) y Recargado (2014), y uno más, de blues acústico instrumental, Lejos de casa (2011). Todos, con canciones originales de mi autoría, que suman más de cien.

Foto: Rafael Arriaga

En 1997 fui invitado a tocar a Geneva, Ohio, muy cerca de Cleveland y pegada a uno de los grandes lagos, el Lago Erie, además de estar cerca de la frontera con Canadá. Esto, como resultado de una temporada que pasé en Puerto Vallarta a principios de ese año, donde toqué, unas veces en solitario y otras, acompañado de un amigo tecladista, prácticamente en toda la ciudad, y en una de esas me topé con el dueño de un bar, cervecería en concreto, de esa pequeña ciudad de Ohio, quien me invitó a tocar en su negocio.

Actué dos noches en Geneva, y los demás días de las dos semanas que permanecí por allá, toqué a diario; era verano, temporada alta, y en un radio de apenas una hora de camino, que le llaman circuito, existen tantos lugares para tocar, que los propietarios acostumbran ofrecer solo una fecha a los músicos, y uno puede fácilmente andar tocando aquí y allá, sin repetir uno de tantos ni aún en todo el verano, de manera que aunque toqué en muchos lugares, apenas conocí una mínima parte de lo que se ofrece por aquellos lares. Mi última tocada fue en la Universidad de Ohio en Cleveland, donde palomeé con un quinteto de rock/blues. Nunca sentí que mi nivel musical fuera menor que el de todos los músicos con los que tuve contacto, y eso me alegró. Tantos años tocando blues y rock en México sirven tanto como si los hubiera vivido en cualquier otra parte; el lugar no importa, sino el tesón, la dedicación, las ganas y la alegría de hacerlo.

En 2006 recibí un reconocimiento a mi labor en pro del blues mexicano o hecho en México, por parte de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). En 2010-2011 escribí artículos diversos para la desaparecida revista Palabra de Blues, de la Asociación Mexicana de Blues (AMBlues) -precedente de este proyecto editorial Cultura Blues– (Nota del editor).

En los últimos años las presentaciones han sido escasas, pero desde finales del año pasado me he estado presentando a título personal, con la valiosa colaboración del guitarrista Rafael Pujol, y de Elihú “Barba Azul” Quintero, en la armónica; en El 61 (antiguo Ruta 61), en su nuevo local. En febrero pasado fui telonero de JC Smith, guitarrista afroamericano oriundo de San Francisco, y en marzo, el viernes 17 y el sábado 18, estuve nuevamente, ahora abriéndole a Maxx Cabello, guitarrista, también oriundo de Estados Unidos.

En mi numerito toco blues tradicional, y lo mezclo con mis composiciones de blues en español. Toco en solitario una pequeña parte al principio del set, y luego se unen Rafael y Elihú, y se arma el trío acústico. Podría ser otra versión de Blues 40. Actualmente tengo material original de nueva creación, suficiente para grabar un par de cd´s, lo que haré poco a poco.

CB: ¿Cuáles son los instrumentos que toca?, ¿Cuál es su preferido?

Luciano. Aprendí a tocar guitarra, slide y armónica casi al mismo tiempo. Pero pocos años después abandoné la idea de continuar con la armónica, y me quedé con la guitarra, y el kazoo, que también aprendí a tocar desde temprano. Hace poco más de diez años aprendí a tocar mandolina, y en los dos cd´s más recientes tuve que tocar el bajo. Mi instrumento preferido es la guitarra.

Entonces ¿Cuántos temas originales tiene aproximadamente?

Luciano. Dentro del género del blues, cuento con poco más de cien temas de mi autoría, grabados hasta la fecha.

¿Cuáles son los 5 mejores en su opinión?

Luciano. Es difícil escogerlos, porque suelo tocar distintos estilos de blues, y para mí existen mucho más de cinco que podría catalogar de mejores, pero ofreciendo un pequeño ramillete, te puedo mencionar los siguientes:

Blues de hoy en día; Tengo una razón; Mi estrella; Marilú y Para tenerte siempre.

¿Qué más nos puede platicar acerca de sus grabaciones?

Luciano. La primera grabación de Blues 40 (1996) la realizamos en el sótano de la casa de un amigo, Jesús Corona (guitarrista y fundador de Isis), quien más tarde lo convertiría en estudio de grabación profesional. Lo hicimos mediante una grabadora Tascam de cassette, y solo contábamos con cuatro canales. Las guitarras se grabaron con micrófono. Fue un trabajo casi artesanal, pero fue estupendo.

Las grabaciones, a partir de 2005, se realizaron mediante computadora, y los escenarios fueron desde el cuarto donde vivía el ingeniero de grabación, hasta un taller de reparación de computadoras, donde apenas cabíamos dos, uno de ellos el ingeniero. Pero se trata de grabaciones impecables, que nadie creería que se hicieron donde explico.

Los discos de Blues 40 grabados hasta la fecha son: Blues 40 (1996) (12 canciones); Como perro sin dueño (2005) (16 canciones); No parar (2006) (16 canciones); Hambre de blues (2008) (16 canciones); V (2011) (20 canciones); Recargado (2014) (21 canciones). A título personal: Luciano Hidalgo Guerrero Lejos de Casa. Blues Acústico Instrumental. (2011) (10 canciones).

¿Cómo podemos adquirirlas o escucharlas?

Luciano. Buena pregunta. Escucharlas es relativamente sencillo, basta con aparecerse en alguna de mis presentaciones, y seguro que ahí escucharán algunas. En cuanto a la adquisición de la música, por tratarse de un trabajo independiente, no cuento con canales de distribución, por lo que hasta la fecha se puede conseguir cualquier cd de Blues 40 en mis presentaciones en vivo, donde suelo llevar material para su venta. El otro medio es a través de internet, realizando pedidos mediante e-mail, y se entregan a domicilio, o se envían a cualquier parte mediante paquetería.

He estado subiendo canciones a YouTube, y publicándolas en Facebook. Ya rondan las 30 canciones en YouTube, además de un par de videoclips, uno de ellos dedicado a las desaparecidas de Ciudad Juárez, y una tocada en vivo en el Alicia (2011), con una versión distinta de Blues 40. En Facebook aparezco como Luciano Hidalgo Guerrero.

¿Qué opinión le merece el blues que se hace en México actualmente?

Luciano. Me parece que actualmente existe en México un buen número de músicos de blues, de una calidad extraordinaria. He visto músicos de blues muy jóvenes con un nivel profesional impresionante.

Además de esto, hay una oferta bastante amplia en cuanto a estilos de blues, pero como siempre sucede en nuestro país, la oferta de sitios de blues es sumamente limitada, lo que sorprendentemente no inhibe la formación de nuevas bandas, y es posible disfrutar de casi todas las que subsisten en los pocos lugares donde se presentan.

Puedo decir que en México se hace y se toca blues tan bien como en cualquier parte del mundo, porque cuenta con músicos de primer nivel, que fácilmente podrían pertenecer a las “Grandes Ligas”, y que no son ni medianamente conocidos a nivel internacional, no por falta de talento, sino porque no nacieron en Estados Unidos o Europa.

Cuando vienen a tocar músicos estadunidenses a El 61, se les ofrece una banda mexicana formada en caliente, que los acompaña en sus presentaciones, y siempre suenan de maravilla. Los músicos invitados son felices en la compañía de tan eficientes músicos mexicanos. En esos momentos no se ve que los invitados extrañen a sus bandas acompañantes de su país, de tan bien que suenan con mexicanos al apoyo, quienes tocan con soltura y con mucha seguridad en lo que hacen. Se trata de profesionales, quienes con toda facilidad pueden tocar en cualquier parte del mundo, como de hecho algunos de ellos ya lo han logrado.

¿Un mensaje para los lectores de Cultura Blues?

Luciano. Bueno, siempre recomiendo leer. Tratándose de temas específicos, cada uno elige los que le llamen la atención. Para aquellos interesados en el tema del blues, la lectura de Cultura Blues es imprescindible, entre otras cosas porque está escrita en nuestro idioma, para informarnos de diversos aspectos de la escena del blues, tanto nacional como internacional; y, por otro lado, es una vía para conectarnos con otras publicaciones de blues como las de la Blues Foundation de Estados Unidos, de donde suelen provenir algunas traducciones que aparecen en Cultura Blues.

Se trata de un trabajo interesante, que cumple su función de sumergirnos en el blues con cada publicación. En la red existen muchas páginas de blues, pero la gran mayoría están en inglés y no abordan temas locales ni hablan de bandas de blues mexicanas, como sí lo hace Cultura Blues, por eso es importante su lectura, además de recomendar leer otras publicaciones extranjeras sobre el tema, que las hay y muchas, pero que solo contemplan su quehacer local y el plano internacional.

Blues 40 – Hombre de Blues

Blues 40 – Nadie Supo