Desierto Blues

De la bohemia al blues, un largo recorrido

Hombre siempre sereno, sonriente, solidario, con una formación en lo musical desde hacer coros en iglesias, pasando por rondallas, trova, bohemia… y de ahí al rock hasta llegar al blues. Un interesante recorrido que nos comparte el maestro Marco A. Rangel.

¿Quién es Marco A. Rangel?   

Es una persona que desde siempre ha estado tratando desde el lado humano y profesional, realizar todos los proyectos tanto de vida, de familia, de trabajo, musicales y de otros tipos dando lo mejor de sí para lograr llegar a la meta en cada uno de ellos. Procurando ser feliz que para eso vinimos al mundo y tratando de hacer felices a todas las personas que hay a nuestro alrededor.

¿Dónde naces y cuál es el origen de tu familia?

Mi lugar de nacimiento es Saltillo, Coahuila, mis padres fueron de origen zacatecano de San Andrés y de un lugar llamado en sus tiempos «Sierra Hermosa» que hoy tengo entendido que se llama Benito Juárez, emigran a Saltillo en la década de los treintas del pasado siglo. La familia estuvo conformada por mis padres Don Pedro Rangel Rodríguez, Doña María Ramos López y tres hijos, Juan Manuel Rangel Ramos el mayor, José Luis Rangel Ramos el de en medio y, tu servidor y el menor de ellos Marco Antonio Rangel Ramos.

¿Cuál es tu carrera profesional aparte de ser músico?

Mi educación formal inicia en la escuela tipo “Veinte de Noviembre” donde cursé la primaria. Secundaria y preparatoria las realicé en el Ateneo Fuente, y mis estudios profesionales fueron en el Instituto Tecnológico de Saltillo de donde egreso en agosto de 1976 de la carrera de Ingeniería Industrial. Mi recorrido laboral fue como maestro en el Instituto de Ciencia y Cultura, y luego me desarrollé en el área de sistemas trabajando para el Grupo Industrial Saltillo, y finalmente en la Subdirección de Informática y Telecomunicaciones de la Universidad Autónoma Agraria “Antonio Narro” (UAAAN), de donde me jubilo en diciembre de 2018, pocos lugares de trabajo pero que dejaron en mí, grandes satisfacciones y una grata memoria por lo aportado en cada uno de ellos.

En qué momento la música toca tu puerta y cuales serían esos primeros acercamientos.

Siento que la música siempre ha formado parte de mí desde que tengo uso de razón, escuchando la radio, la música y cantos que entonaban mis padres y mis hermanos. Pienso que esos fueron los primeros acercamientos que me permitieron desarrollar el gusto por la música.

Siendo un músico todo terreno, ¿cómo te inicias en la música y con qué instrumentos?

Como te comentaba, dentro de mis primeros acercamientos con la música influyeron mucho mis hermanos que tocaban la guitarra y cantaban. También mi hermano el mayor tenía un gran acervo musical que iba desde la música de tríos, principalmente de Los Tres Reyes, pasando por Los Beatles de los cuales tenía una gran colección de cartuchos de 8 tracks, de rock y una gran colección de discos con música orquestal de Juan García Mireles, Billy Vaughn, guitarras del renacimiento y muchos más. Era para mí un abanico muy grande de música.

Y por supuesto, la influencia de mi hermano de enmedio el cual llegó a ser un extraordinario guitarrista, requintista, bajista y muy buen cantante, que formó algunos tríos, además de su participación como integrante de «La Rondalla de Saltillo¨. Siendo así como me inicio principalmente, siguiendo sus consejos con la guitarra como mi instrumento principal, ya posteriormente el contrabajo y en menor medida algunos otros.

A lo largo de tu carrera musical y personal, ¿a qué agrupaciones de música popular, coros o proyectos has pertenecido?   

Inicio ya de una manera más formal formando parte de diversos coros como: Amor y Juventud de San Juan Nepomuceno, posteriormente como fundador del coro Perpetuo Socorro, Coro Sagrado Socorro, Coro San Patricio, Coro de Niños San Patricio de la Parroquia del Ntra. Señora del Perpetuo Socorro, Coro de Niños de María Auxiliadora, Coro Cánere y Coro CantArte.

Integrante de la Rondalla del Instituto Tecnológico de Saltillo, Rondalla del Grupo industrial Saltillo, y una serie de proyectos que a modo de duetos principalmente he podido participar como: Vicky y Marco, Carmen y Marco, Rocío y Marco, Raúl Sánchez y Marco Rangel, Trío Mitote, que de manera improvisada surge dentro del movimiento de maestros que llevaron a cabo en la Plaza de Armas de Saltillo, en su lucha por obtener una pensión digna y un buen servicio de salud.

La bohemia es un tema central en tu vida de músico, ¿cómo la has manejado? ¿cómo la has vivido? ¿Y qué experiencias te ha dejado?    

La bohemia llega a mí como resultado de escuchar tanta música de tríos y romántica, con la que me identifico plenamente por su forma de trasmitir las emociones y estados de ánimo. Es uno de los géneros que me atrapó y en la que siento que me desenvuelvo como pez en el agua, me permite la libertad de interpretar y cantar lo que siento, tanto en solitario como en diversas participaciones. Me identifico mucho con Pepe Jara el trovador solitario y además me ha permitido incluir temas de la llamada Nueva Trova o Canto Nuevo que tratan temas de humanidad y de compromiso social y también de denuncia.

La he vivido plenamente y me ha traído un sin número de satisfacciones, algunos reconocimientos y poder participar en un gran número de eventos tanto de carácter familiar, de amigos y de diversas índoles, como algunos festejos de aniversarios, de recaudación para fines altruistas y más. Siento que después de mi andar por los diversos géneros musicales siempre es como volver a mis raíces y siempre va a estar conmigo. 



¿En qué momento llama a tu vida el blues y el rock? ¿fue algo premeditado o fortuito?

Precisamente en una de esas noches de bohemia, un compañero de trabajo, gran músico, guitarrista maestro del blues y rock de gran trayectoria aquí de Saltillo, Salvador Moreno ‘Chavol’ (Las Ánimas, Opus Dei, Revolver entre otros grupos), me pregunta si me gusta el rock y el blues, y si me interesa formar una banda de blues tocando el bajo, le comento que no lo he tocado mucho pero que sí lo he escuchado bastante; y por supuesto, me interesa formar parte de una banda. Es así como me integro por primera vez a esa banda, que llamada Perro Viejo tuvo su época en los principios de los 90. Y a partir de ahí el blues y el rock, también forman parte de mí ya como integrante de diversas bandas de la localidad.

Dentro de estos géneros: blues y rock, ¿a qué bandas has pertenecido o dado vida? 

Me ha tocado pertenecer a la banda de blues Perro Viejo, al grupo de rock blues Mitras Norte, al grupo Señores, Los Bluesmen, Contraveneno, Cardenches Blues, y finalmente con Carlos Nono Záldivar del grupo «El Epilogo» que fue la segunda banda en tocar en el Festival de Avándaro. En todas estas bandas, tocando el bajo.  

¿Dejaron testimonio en discos, grabaciones o videos?  

Con Perro Viejo solamente algunas grabaciones caseras y videos de los eventos en que participamos. Con Mitras Norte, una producción de un disco de rock ecológico para un proyecto de la UAAAN llamado: Salvemos al Planeta. Con las demás bandas solamente algunos videos de diferentes participaciones.



En el proyecto cultural Espina y Jugo, que es, en parte un movimiento cultural, un colectivo que al paso del tiempo sigue vivo y se reinventa. Como una parte del CEP-Parras A.C.; y comandado por Fátima Soto y tú, ¿cómo llegas a él y cuál ha sido tu aportación en todo este tiempo?

Estando como parte del grupo Mitras Norte, se nos acerca un amigo y compañero de trabajo, nos presenta a una cantante, Fátima Soto que forma parte de un colectivo llamado Espina y Jugo, que es parte del CEP-Parras A.C., y nos pide ver la posibilidad de grabar un disco con ella. Desafortunadamente, por diversos motivos ese proyecto no se concretó; sin embargo, ahí se estableció un vínculo de amistad.

Posteriormente en un evento realizado dentro de los festejos del día del maestro en la UAAAN, Fátima es invitada para participar, y es cuando me pide si la puedo acompañar en la guitarra con algunas de las canciones de su repertori. Nos ponemos a ensayar y se logra hacer un buen equipo para su presentación. A continuación, en algunos de los eventos en que fue invitada aquí en Saltillo, me convoca nuevamente para acompañarla.

Enseguida, en uno de los talleres o Labores como se les llama, realizado en Parras, acudo y me integro ya de manera más cercana al movimiento Espina y Jugo, el cual estaba integrado ya por diversos músicos en su mayoría de Parras, Durango y Monterrey. Y es a partir de ahí aproximadamente en el 2003, cuando ya formo parte del movimiento y empiezo a acompañarlos en presentaciones tanto en Parras como en otros lugares, siempre con la guitarra.

Como es un colectivo que convoca a músicos de los lugares donde se presenta, mi aportación ha sido siempre el acompañamiento en la guitarra y de alguna manera coordinar la parte musical. Siendo a veces muy complicado viajar con el resto de los músicos por sus ocupaciones, nos fuimos presentando de manera mas constante casi casi como un dueto. Sin embargo, en donde nos toca participar tratamos de hacer sinergia y convocar a músicos de esos lugares.

Desde tu perspectiva y experiencia personal ¿que ha significado ser parte de Espina y Jugo?    

Para mí, es una parte muy interesante y comprometida, ya que a través de sus letras de una manera muy sutil defiende la identidad, la libertad, la paz, denuncia las situaciones de lo que está mal hecho o violentado, y comparte la alegría de vivir, con la esperanza siempre de tener un mundo mejor.

Con Espina y Jugo con más de 20 años en movimiento, ¿en qué producciones discográficas has participado?

Salvo las primeras dos producciones, me ha tocado estar en el resto de ellas. Siendo la más reciente, el disco «Sonidos del Desierto«, en el cuál, por cierto como te comentaba, se convoca a músicos locales. Participan varios músicos jóvenes y muy talentosos de Cd. Jiménez Chihuahua, así como Marcos Mariscal de Saltillo, tu servidor; y por supuesto la ‘Voz del Desierto’ de Fátima Soto.

En su caminar, ¿hasta adónde les ha llevado su propuesta musical y cultural?

A varias comunidades de la región, a diversos lugares de la república mexicana como: Torreón, Gómez Palacio, Cd. Juárez, CDMX, Monterrey; entre otras. En los Estados Unidos, en San Diego California, Austin Texas, Las Lunas Nuevo México, y a Madison Wisconsin.

¿Crees en el poder de la música como medio para unir y concientizar a la gente?

La música siempre ha sido la manera de la gente de manifestar sus tristezas y alegrías. Siento que su poder va más allá de simplemente escucharla. Es un medio a través del cual se puede y debe fomentar la unión y la concientización para fortalecer el tejido social, para lograr una mejor forma de ser y de integración entre el resto de las personas, y crítico como se ha estado haciendo actualmente, donde se ha hecho apología de lo que no es correctamente aceptable y pareciera que en vez de concientizar quisieran fomentar la desunión y la deshumanización.

¿Crees en el poder de llevar paz y alegría, sobre todo cuando se comparte en vivo?

Paz y alegría es una de las finalidades que uno trata de llevar y trasmitir a cabo durante las presentaciones musicales en las que participamos. Se establece un vinculo y un diálogo entre los temas con el público asistente, lo cuál hace que se forme un ambiente de calidez y de sensibilidad para poder tocar el alma y dejar una buena sensación de alegría y tranquilidad.

Marco Antonio Rangel, ¿cómo fue tu primer encuentro con el Festival de Blues y Jazz del Desierto de Saltillo?

Mi primer encuentro con este Festival fue a través de una invitación de Marcos Mariscal para formar parte de su banda llamada Contraveneno. Me llama y me pregunta si puedo y quiero participar con él, acepto y pongo en orden el bajo que había estado guardado por varios años, ya que en ese tiempo solo me había dedicado a la guitarra con los coros, bohemias y con Espina y Jugo. Estudiamos el repertorio que para ese fin él ya había previamente seleccionado, y así fue como participé en el primer Festival de Blues y Jazz del Desierto en 2014.

En este Festival con 11 ediciones, ¿con cuáles agrupaciones has participado?  

Me ha tocado participar con Contraveneno, Cardenches Blues, Espina y Jugo, y más recientemente he tenido el honor que me hayan invitado para participar con San Luis Blues Band del estado de México, en las dos últimas ediciones. 



Para ti, ¿cuáles crees que han sido los aciertos y desaciertos a 11 años del Festival?

Es muy difícil establecer una opinión generalizada al respecto. Sin embargo, dentro de los aciertos está el hecho de poder convocar desde un espacio autogestivo, como lo es el Foro Intercultural Imagina bajo la dirección de Jorge González Vargas y por supuesto Marisa Medellín, primeramente a los amigos cercanos para conformar el Colectivo y para repartir las tareas que involucra toda la logística, y a tantos grupos, tanto de músicos, como de artesanos, escritores y algunas otras expresiones del arte como la fotografía, la pintura, cine y otras manifestaciones que desde los inicios del Festival de una manera constante han estado presentes en cada una de las ediciones.

Poder colocar el Festival de Blues y Jazz del Desierto como un referente en el país y más allá de nuestras fronteras, también lograr la convivencia y hermandad que se ha dado con los grupos que se han presentado, los jams que de alguna manera en los afters se han realizado, y tantos buenos sabores de boca que nos han dejado. Quiero señalar que más que desaciertos, está el hecho de que las dependencias oficiales cierran los ojos ante los festivales independientes de estos géneros, que poco o nada apoyan, y pareciera que para ellos no existen. De aquí el valor del esfuerzo que con sus propios medios y con actividades recaudatorias solidarias el Foro Imagina lleva a cabo para poder organizar y lograr la realización de este Festival.

¿Crees que el Festival ha sido el espacio de encuentros colectivos o en su defecto un lugar de egos y estrellismos?

Aunque en el Festival han pasado grandes grupos de renombre, no han presentado una faceta de estrellas o de manifestaciones de egos, sino que de alguna manera nos han compartido su arte haciendo derroche de sus habilidades y talento para el beneplácito de que el público y músicos asistentes disfruten de un espectáculo de mucha calidad. Generando una hermandad y grata convivencia entre músicos y asistentes.

¿Cómo has sentido, escuchado y/o visto la escena del blues y rock en Saltillo, y en la región en los últimos tiempos?

 El blues y el rock siguen vigentes en Saltillo y la región, mostrando un crecimiento tanto de músicos como seguidores de estos géneros. Lo que si me mueve un poco el tapete es como te comentaba, la falta de espacios culturales donde se puedan realizar más eventos de este tipo. Y es que a falta de estos, los grupos realizan sus tocadas en algunos de los bares y restaurantes, en donde salvo muy honrosas excepciones, realmente los que salen ganones son los dueños de los antros, y muchas veces, sin reconocer el talento y calidad de los grupos que se presentan.

Como músico todo terreno, ¿qué le falta por alcanzar y/o concretar a Marco A. Rangel?

Creo que me gustaría seguir estudiando y aprendiendo, para continuar creciendo como músico y poder dar mejores resultados en donde sea requerida mi participación.

Agradeciéndote por el tiempo a esta entrevista, la amistad y el caminar con el Festival, te hacemos la última pregunta. ¿Qué mensaje nos compartes a músicos y fans del blues y músicas afines?    

Que mantengan su gusto por estos géneros, y que aunque parezca que algunas de su letras son de tristeza, nos alegra cuando escuchamos sus notas que tocan el alma en cada interpretación y no nos dejan indiferentes. Que investiguen también para no quedar con las dudas o creencias que estos movimientos son exclusivos de los Estados Unidos, sino que existen bandas de una gran aportación al blues y al jazz, tanto en México como en Latinoamérica y el resto del mundo y no solo de la actualidad, sino desde tiempo atrás, y por supuesto cultivar la hermandad entre los músicos y sus fans.

Así finalizamos una charla/entrevista entre la reflexión, la memoria los buenos recuerdos y el andar de este maestro que sabe… que entre la bohemia y el blues solo hay un paso.

Fotos por James García