Producir es darse a entender
¿Quién detendrá la lluvia? Es un libro de memoria periodística en torno a la cultura del rock, reúne 50 textos escritos por mí entre 1983 y 2023, precedidos por una narración autobiográfica que da cuenta de cómo me involucré en el trabajo cultural. Más allá de la variedad de temas abordados, hay uno que es como el hilo conductor: considerar al rock como un fenómeno de comunicación, parte de un proceso de producción que comprende creación, planificación y recepción de la música.
En esas páginas están dispersas las alusiones a más de cuarenta productores, los cuales ─ con todo y las diferencias habidas en sus perfiles─ tienen en común el haberse planteado la pregunta ¿cómo hacerle llegar la música al público?, habiéndola respondido cada quien con su propia visión de productor.
Por ejemplo, le doy un repaso a trabajos de Ricardo Ochoa, Herb Alpert, Alex Eisenring, Raúl de la Rosa, Jack Endino, Gustavo Santaolalla, Alfonso Guerrero Sánchez (Toncho Pilatos), Ginger Baker, Andrew Lloyd Webber, Alejandro Marcovich. Mi propia experiencia como productor ejecutivo en proyectos musicales ─rock, blues, jazz y funk─ me llevó a poner atención en lo que hacen los productores.
Así, he llegado a comprender que producir un proyecto musical supone una integración de variables, como las de orden económico, artístico, tecnológico y comunicativo, y que la finalidad de esta combinación es favorecer el desarrollo creativo de los participantes, siendo la producción misma una forma de creatividad. De ahí su importancia.
Dicho a grandes rasgos, en las artes escénicas, el productor es responsable de los aspectos comerciales y financieros de los eventos, mientras que el director se ocupa de los artísticos y técnicos.
En mi propio caso, el perfil de trabajo que fui desarrollando se gestó en la producción de contenidos registrados en distintos formatos, concernientes a las estrategias de difusión en diversos proyectos llevados a cabo en el contexto de la producción independiente, la que no está motivada por el lucro, con propuestas alternativas a las que son el resultado del dominio que ejerce la industria musical.
El concepto producción tiene significados distintos según el contexto en el que se lleven a cabo las acciones. Tomando esto en cuenta, el propósito de las notas que siguen es mostrar a quienes no están familiarizados con el tema algunas nociones que nos acercan al entendimiento de que en la producción cultural hay de por medio un proceso comunicativo.
Producir, como bien dice el periodista Martín Alonso, es darse a entender por medio del lenguaje. Siguiendo esta idea, la misión del productor, según la entiendo, reside en propiciar la mutua comprensión entre quienes participan en el proceso de crear y organizar la experiencia musical.
Collage de apuntes
1. Etimología. Producir: del latín producere. Pro (hacia delante) / ducere (conducir). Producir es avanzar, llevar más allá, dar un paso adelante. De aquí procede el nombre de esta sección en Cultura Blues: Un paso adelante, frase que a su vez rubrica el álbum A Step Further, de Savoy Brown.
2. Algunos verbos análogos al concepto producir: gestar, crear, concebir, conceptuar, provocar, propiciar, expresar, elaborar, obrar, generar, desarrollar, intervenir, incidir, engendrar, criar, emitir, procrear, causar, cultivar, inventar, provocar, ocasionar, fabricar, ejecutar, redituar, dar, fructificar. En todos ellos va implícita o explícita la noción de cambio.
3. El trabajador social argentino Ezequiel Ander-Egg define así el concepto producción: “Suma total de actividades y operaciones del proceso económico, que convierte algo en un bien de uso. Extracción de materias primas y su transformación, transporte y almacenamiento, con vista a ser puestas, sacadas al mercado”. (Diccionario del trabajo social. El Ateneo, Barcelona, 8ª ed., 1982)
4. La definición anterior se enfoca en el aspecto económico. En cambio, el filólogo y periodista español Martín Alonso ofrece otra que vincula los conceptos producir y comunicar. Anota que producir es crear obras según el entendimiento humano. Es igual a explicarse, o sea, darse a entender por medio del lenguaje. (Ciencia del lenguaje y arte del estilo, Aguilar, 1992).
5. Ampliando el razonamiento del inciso anterior, la comunicación es inherente al acto de producir. ¿Qué comunico? ¿Cómo? ¿Con qué medios? ¿A quién? La producción comprende los contenidos de la comunicación y las técnicas empleadas para elaborarlos, transformarlos y darlos a conocer. El vínculo que se establece entre los participantes se establece mediante la producción de significados compartidos. Producir es crear sentido.
6. En el caso de la música, la producción de sentido es ─de acuerdo con Ignacio de la Mota─ “la que genera una obra en la audiencia-espectador, incluso cuando finaliza su representación o difusión, al prolongarse en la conciencia de sus integrantes y sufrir la consideración correspondiente a su formación cultural y realidad social”. (Diccionario de la comunicación musical, Trillas, México 1999).
7. Producción y organización. La producción engloba tanto procedimientos financieros y administrativos, como medios jurídicos. Las funciones clave son la dirección y la integración del equipo de trabajo, las cuales permiten que los participantes funcionen de manera coordinada. Así, es posible hablar de la producción como un proceso de transformación que se lleva a cabo mediante un plan, combinando recursos materiales y simbólicos.
8. Teoría y práctica forman una totalidad. El productor no puede ser exclusivamente teórico porque eso limita su quehacer al aspecto cognoscitivo, pero tampoco puede ser sólo práctico porque así reduce su papel al plano técnico. Hay un lema del psicólogo Kurt Lewin que evita dicha dicotomía: “No hay nada más práctico que una buena teoría”.
9. Una de las metas del productor es llegar a ser congruente en la comunicación, en tanto que la congruencia es un elemento necesario en la integración de la personalidad. Hay congruencia cuando la consciencia que de sí mismo tiene el productor corresponde a su forma de comportarse, cuando es objetivo y profundo el conocimiento que tiene de sí y del entorno en el cual trabaja, cuando tiene consciencia plena del papel que está desempeñando, y en consecuencia un comportamiento definido.
La fuente de los recursos psicológicos para ser congruente es el productor mismo, es decir: esa fuente es su propia experiencia. El productor se convierte en un modelo a seguir en razón de su congruencia, actitud que sintetiza las características esenciales de su trabajo, de tal suerte que cuando éstas son comunicadas a terceros se mantienen constantes ante individuos, grupos o colectividades.
10. El trabajo del productor repercute en su propio desarrollo personal y laboral, y en el de la gente con la cual trabaja. Producir es llevar al plano de lo realizable aquello que en las capacidades humanas se encuentra en el plano de lo potencial.
Southern Avenue en el Festival de Blues en Chicago 2024 desde la consola central. Foto: José Luis García Fernández