The Beatles – Let it Be
Introducción.
“Cuando los Beatles entraron por primera vez en los Abbey Road Studios de EMI en 1962, sus ambiciones no eran mayores que las de cualquier otro grupo que había crecido tocando rock & roll. Querían producir canciones buenas y pegadizas con las que se introdujeran en las listas de pop y con las que ganaran algo de dinero. Su modelo por imitar era Elvis. Tres años después, cuando compusieron el disco ‘Rubber Soul’, ya habían superado en ventas a Elvis y habían amasado una verdadera fortuna. En ese momento empezaron a fijarse en Ravi Shankar: buscaban estados alterados y querían ser valorados como artistas.
John Lennon y Paul McCartney fueron las dos primeras grandes estrellas del pop que se beneficieron del hecho de haber tenido una buena formación académica. Antes de los Beatles, la música pop era una carrera para aquellos que habían fracasado en las academias de música y que confiaban en poder triunfar solo con su aspecto físico y su voz. Aunque John nunca destacó en los exámenes y abandonó sus estudios de arte, por lo menos fue a la universidad. Paul no había ido a la universidad, pero había asistido a una de las mejores escuelas de gramática de Liverpool y había finalizado la educación secundaria.
La diferencia que esto supuso fue que, con el tiempo, empezaron a comparar lo que ellos habían hecho como músicos y compositores con lo que habían hecho Chaucer, Picasso y Dylan Thomas. Se identificaban con los enfoques creativos de estos artistas y con las batallas que lucharon para ampliar el alcance de sus artes…
Hacia 1964, no obstante, las cosas ya estaban empezando a cambiar: cada vez viajaban más y más lejos y empezaban a mezclarse con la élite del joven mundo artístico londinense, por lo que sus horizontes empezaron a ampliarse. Escuchando los primeros álbumes de Bob Dylan descubrieron el gran potencial que ofrecían el pop y el rock: por un lado permitían tratar una gama más amplia de emociones y, por el otro, usuar un lenguaje más directo y atrevido…
A partir de 1966 empezó a parecer que los Beatles no descartaban ningún tema en el momento de componer… Tomaban ideas para sus canciones de conversaciones casuales, anécdotas, titulares de prensa, libros esotéricos, carteles, sueños, anuncios de televisión, pinturas y sucesos cotidianos. Musicalmente hablando eran igual de voraces: escuchaban música asiática, jazz de vanguardia, música concreta y experimentaban con la manipulación de la cinta magnética.
Revolver, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band y la banda sonora de Magical Mistery Tour y Yellow Submarine surgieron de la experimentación con estados de conciencia alterados. El álbumThe Beatles (el denominado ‘White Album), la mayoría de cuyas canciones fueron escritas durante un curso de meditación en la India, marcó un regreso a lo básico (historias de libros de comics, blues guturales, guitarras de estilo folk) y una ruptura con su reciente pasado psicodélico. Let It Be, otra banda sonora cinematográfica, fue un intento de regresar a la música que les había inspirado en sus inicios. Abbey Road recuperaba sus puntos buenos y a su vez demostraba que seguían siendo capaces de sorprender”.
Let it Be: la película.
Valga este breve preámbulo extraído de un fragmento del capítulo introductorio del libro: Los Beatles: Historias Detrás de las Canciones (Steve Turner. Editorial Turner 2016); para ilustrar el paso de los Beatles por el camino de la música hasta la creación de este filme que hoy nos ocupa: Let It Be. Una película que en diversas ocasiones he puesto sobre la mesa, por ser el objeto que transformó mi vida.
Tal como se puede leer en mi libro: Blues a la Carta… “Una tarde me escapé yo solo a un cine del centro de la ciudad para ver una película intrascendente de vaqueros, pero llegué a la sala a media cinta y tuve que quedarme a ver la otra película del programa para completar el principio. Esa segunda película era: Let It Be de los Beatles. En aquel momento todo cambió, la música, y en especial el rock entró a mi vida. Todavía ahora, cuando vuelvo a verla por enésima vez, la emoción me invade al recordar ese encuentro. Incluso recientemente con la publicación del interesantísimo documental: Get Back”.
Y ahora, la emoción ha regresado con la proyección en Disney+ que el pasado 8 de mayo, pude disfrutar desde la comodidad de mi sillón preferido. Una cinta que con todos los adelantos técnicos en sonido e imagen ha vuelto a volarme la cabeza. ¡Una vez más! Tal como lo hizo hace más de 50 años…
Aprovechando la emoción de este momento, además, revelaré un par de datos al respecto de aquella primera vez: el cine que refiero se encontraba en el centro de la ciudad, era nada menos que el cine Atlas, ubicado en la calle de Fray Servando y Teresa de Mier esquina con Jesús María, muy cerca del popular barrio de La Merced. Por otro lado, esa película ‘intrascendente’ de vaqueros que cito era ‘¡Ayude a su Comisario!”, un western de 1969, en efecto, protagonizado por James Garner.

No obstante la importancia en mi vida de esa primera vez que vi Let It Be, hubo un par de ocasiones también memorables que hoy quisiera platicar. Una fue a principios de los años 80, cuando estudiaba la carrera de Ingeniería Electrónica en Sistemas Digitales y Computación en la Universidad Autónoma Metropolitana plantel Azcapotzalco, se anunciaba un ciclo de cine de rock en el auditorio de ese plantel… desde luego que asistí y por supuesto, que también lo guardo como uno de esos gloriosos momentos en mi vida.
Uno más se dio junto a mi entrañable amigo David Colín (dep), fue en una tarde a finales de los 80, en la que deambulamos hacia el barrio bravo de Tepito, y ahí en el vetusto cine Victoria, ubicado en la calle de Jesús Carranza 29, asistimos a una peculiar función de la película. Lo recuerdo con entusiasmo porque al comprar los boletos nunca imaginamos que la sala estuviera completamente llena.
Apenas encontramos un par de viejas butacas de madera vacias, justo frente a la enorme pantalla. Pues desde esa ubicación disfrutamos una tarde inolvidable reviviendo esas imágenes de los Beatles en su ocaso, pero lo increíble fue que todas las canciones de la película fueron cantadas a todo pulmón por el público… ¡simplemente un agasajo!
Hoy en día, cuando prácticamente todo acerca de los Beatles está dicho, escrito y visto, me preguntó ¿qué más habrá para disfrutar y admirar acerca de los Beatles?, una historia que ha ido de la mano de mi propia vida…
¡No dejen de verla!